Al menos siete personas han desaparecido tras las inundaciones causadas por la destrucción de la presa de Nueva Kajovka, en el río Dniéper y a 60 kilómetros de la ciudad ucraniana de Jersón.
“Ahora estamos buscando información sobre los desaparecidos pero preliminarmente estas personas también fueron evacuadas de las zonas inundables que dejaron de existir. Había pastores allí… Unas siete personas que sabemos con certeza”, ha asegurado el alcalde prorruso de la localidad, Vladimir Leontiev, según recoge la agencia rusa Interfax.
Según el alcalde, los equipos de rescate están “rondando” estos territorios y, aunque el nivel del agua en la ciudad sigue siendo “muy significativo”, ha comenzado a descender.
Unas 900 personas han sido evacuadas de estos territorios y 17 han sido rescatadas de tejados, pues el agua ha llegado a alcanzar 12 metros de altura. Las autoridades han pronosticado que el nivel del agua comience a bajar dentro de tres días.
Las autoridades prorrusas de Jersón, parcialmente ocupada por las tropas rusas, anunciaron este miércoles la extensión del estado de emergencia a toda la región por las inundaciones registradas a raíz del ataque a la presa de Kajovka.
Así, alertaron de que la localidad de Korsunka se encuentra “totalmente sumergida debido a la descarga descontrolada de agua desde la reserva” tras el ataque, según informaciones de la agencia de noticias rusa TASS.
El Gobierno ucraniano, por su parte, alertó que unas 42,000 personas se encuentran en la “zona de desastre”, donde podrían registrarse graves inundaciones durante los próximos días, por lo que ha advirtió que la “verdadera magnitud de lo sucedido se desconoce por el momento”.
Moscú sigue negando cualquier implicación en el ataque, mientras que Kiev insiste en que la autoría es rusa. “Fue una explosión deliberada. Sabían exactamente lo que estaban haciendo”, dijo el martes el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski.