Durante esta semana, dos ballenas jorobadas jóvenes fueron halladas sin vida en las costas del Pacífico de Panamá, una región que forma parte de su ruta migratoria.
El primer hallazgo se produjo el miércoles pasado, en un estero de la provincia de Los Santos. Lamentablemente, el animal se encontraba en un avanzado estado de descomposición, con su contenido abdominal desestructurado.
El viernes, se encontró la segunda cría en la isla panameña de Taboguilla, en una zona privada cuyos dueños dieron aviso a las autoridades.
Ante esta situación, el Ministerio del Ambiente (Miambiente) decidió trasladar los restos de la segunda ballena hacia aguas abiertas. Explicaron que la muerte de un animal forma parte de un proceso natural que beneficia a la comunidad biológica, ya que otros animales marinos podrán alimentarse de ella.
En cuanto al primer hallazgo, debido a su ubicación de difícil acceso y poca afluencia turística, se optó por dejar que los animales carroñeros se encargaran de eliminar el material orgánico y aprovechar los restos, siguiendo los protocolos de manejo en caso de varamientos.
Según el Ministerio de Ambiente, durante el proceso migratorio de las ballenas y otras especies como delfines y cachalotes, es común que algunos individuos con limitaciones, como enfermedades o edad avanzada, no puedan soportar el esfuerzo energético que implica el viaje desde el Pacífico Sur hasta las aguas panameñas, lo que puede llevar a la muerte durante estas rutas migratorias.
Los varamientos de estos animales pueden ocurrir en cualquier época del año donde haya presencia de delfines, ballenas u otros mamíferos acuáticos, debido a procesos naturales o a interacciones con actividades humanas como la pesca, enredarse en redes fantasma, colisiones con embarcaciones, contaminación, pruebas militares o búsqueda de petróleo.
Cabe destacar que entre julio y noviembre ocurre la migración desde el Polo Sur de las ballenas jorobadas, que recorren más de 8,000 kilómetros para amamantar a sus crías en aguas cálidas, mientras que entre diciembre y marzo tiene lugar el traslado de las ballenas jorobadas del Polo Norte.