El expresidente de Bolivia Evo Morales puso fin a su huelga de hambre después de seis días, tras el anuncio de un inicio de diálogo con el gobierno de Luis Arce, en el que se buscará detener el conflicto que derivó en un bloqueo de carreteras de 24 días.
Morales, quien lidera el Movimiento al Socialismo (MAS), buscaba que el presidente Arce accediera a liberar a casi 100 de sus seguidores detenidos durante los bloqueos. Además, exigía que se detuviera el proceso judicial en su contra por trata de personas y estupro, y que se le habilitara como candidato para las elecciones de 2025, a pesar de la prohibición constitucional a la reelección indefinida.
Dieter Mendoza, dirigente del Pacto de Unidad ‘evista’, leyó un comunicado detallando los acuerdos alcanzados, que incluyen una reunión de emergencia el domingo 10 de noviembre para evaluar los avances del diálogo.
Mendoza también insistió en la liberación inmediata de los detenidos, advirtiendo que de no cumplirse esta exigencia, reactivarán el bloqueo de carreteras.
La relación entre Morales y Arce ha estado marcada por diferencias políticas desde finales de 2021, lo que ha provocado una fuerte división dentro del MAS, separándolo en dos facciones: la ‘evista’ y la ‘arcista’.
Morales ha criticado a Arce duramente, llamándolo “el peor presidente de la historia de Bolivia”, mientras que Arce lo ha acusado de intentar desestabilizar su gobierno y acortar su mandato.
El presidente Arce presentó este viernes un informe sobre su cuarto año de gestión, en un contexto de crisis política y económica, marcada por la escasez de combustible, la falta de dólares, el aumento de los precios de productos básicos y la lucha interna dentro del oficialismo.
Mientras tanto, Morales se mantiene en el Trópico de Cochabamba, su base política y sindical, debido a las investigaciones del Ministerio Público sobre un caso de supuesto abuso contra una menor de edad ocurrido durante su mandato, y con la que habría tenido una hija.