Amnistía Internacional ha condenado enérgicamente la serie de bombardeos ejecutados por las Fuerzas Armadas de Rusia este jueves, enfocados principalmente en la infraestructura energética de Ucrania.
La ONG calificó estos ataques como un crimen de guerra, destacando que contribuyen a empeorar aún más las ya difíciles condiciones de vida de la población ucraniana.
Marie Struthers, directora para Europa del Este de Amnistía Internacional, aseguró que la devastación causada por estos ataques refleja la intención de Rusia de destruir las instalaciones energéticas de Ucrania.
La reciente ofensiva dejó a cientos de miles de personas sin acceso a electricidad durante varias horas.
El impacto de estos bombardeos es especialmente preocupante ante la llegada del invierno, el tercero desde la invasión rusa en febrero de 2022.
La destrucción de la infraestructura energética pone en riesgo la calefacción y el suministro de agua en escuelas, hospitales y miles de viviendas, lo que agrava aún más la situación humanitaria.
Struthers exigió el cese inmediato de estos ataques y reiteró que destruir intencionadamente infraestructura esencial para la vida civil constituye un claro crimen de guerra.
Además, instó a la comunidad internacional a garantizar la asistencia humanitaria necesaria para Ucrania y a que los responsables de estos abusos rindan cuentas.