Israel anunció la suspensión del suministro de electricidad en la Franja de Gaza como medida de presión para que Hamas acepte extender la primera fase del alto al fuego.
Esta decisión podría agravar la crisis humanitaria en el territorio, ya que las plantas desalinizadoras que producen agua potable dependen de la electricidad para su funcionamiento.
La semana pasada, Israel había detenido el envío de bienes a Gaza, afectando a más de dos millones de personas. Ahora, la medida busca que Hamas libere a la mitad de los rehenes restantes a cambio de negociar una tregua duradera.
Por su parte, Hamas insiste en comenzar negociaciones para una segunda fase del alto al fuego, que incluiría la liberación de los rehenes restantes, la retirada de las fuerzas israelíes y una paz permanente.
Israel confirmó que enviará una delegación a Qatar para continuar las conversaciones. Sin embargo, la decisión de cortar el suministro eléctrico ha generado críticas internacionales, ya que la ONU advirtió que la medida podría considerarse un castigo colectivo.
La Corte Penal Internacional también señaló que hay indicios de que Israel ha usado el hambre como táctica de guerra, acusación que Israel rechaza, asegurando que ha permitido la entrada suficiente de ayuda humanitaria y responsabilizando a Hamas por desviar estos recursos.