En el antiguo campo de exterminio nazi Schloss Hartheim, en el norte de Austria, se encontraron cenizas humanas y restos óseos enterrados a una profundidad de entre 80 y 150 centímetros, cubriendo un área de 458.5 metros cuadrados. El Ministerio del Interior de Austria informó que esta zona nunca había sido explorada antes.
El descubrimiento se realizó en el lado norte del campo, donde operaba una instalación de eutanasia, y revela nuevos detalles sobre los esfuerzos de los nazis por ocultar las huellas de sus crímenes.
Florian Schwanninger, director del Centro de Aprendizaje y Conmemoración del Schloss Hartheim, destacó la importancia de este hallazgo, a pesar de haber transcurrido 80 años desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Entre 1940 y 1944, alrededor de 30,000 personas fueron asesinadas en el campo de exterminio, la mayoría de ellas personas con discapacidad, enfermos mentales, prisioneros de campos de concentración y trabajadores forzados. Las víctimas fueron asesinadas en una cámara de gas y luego sus restos fueron incinerados.
El hallazgo fue posible gracias a fotografías aéreas y estudios geofísicos realizados en diciembre pasado, que revelaron anomalías en el suelo. Expertos sospechaban de la existencia de otras fosas en la zona norte, basándose en testimonios de la época que mencionaban la dispersión de cenizas humanas en el río Danubio.
La investigación, apoyada por la Comisión Alemana de Tumbas de Guerra y realizada en colaboración con el Instituto de Prehistoria y Arqueología Histórica de la Universidad de Viena, continúa para descubrir más detalles sobre esta tumba y garantizar una conmemoración adecuada de las víctimas del régimen nazi.
El ministro del Interior de Austria, Gerhard Karner, destacó que este descubrimiento subraya que, incluso 80 años después, no se conocen todos los restos de esta trágica época y reiteró la importancia de recordar los crímenes cometidos durante el régimen nacionalsocialista.