El Papa Francisco, de 88 años, fue dado de alta este domingo después de pasar más de cinco semanas internado por una neumonía bilateral. Durante su recuperación, el Pontífice aprovechó su oración dominical del Ángelus para hacer un llamado urgente a la comunidad internacional: pidió el fin inmediato de los ataques israelíes en Gaza y la reanudación del diálogo para liberar a todos los rehenes y lograr un alto al fuego definitivo.
"Estoy profundamente triste por la reanudación de los intensos bombardeos, que han dejado muchos muertos y heridos", expresó.
"La situación humanitaria en la Franja de Gaza es una vez más muy grave y requiere el compromiso urgente de las partes en conflicto y de la comunidad internacional", agregó,
destacando la grave situación humanitaria en la región. Además, instó a que las armas se callen y a que se retomen las negociaciones para poner fin a la violencia.
El Pontífice, quien regresó al Vaticano en silla de ruedas tras abandonar el hospital Gemelli en Roma, se mostró agradecido por el apoyo de los fieles. Aunque visiblemente cansado y más delgado, Francisco saludó a las multitudes con una sonrisa. Los médicos indicaron que su salud ha mejorado lo suficiente como para regresar a casa, aunque su recuperación llevará al menos dos meses.
El Papa experimentó dos momentos críticos durante su hospitalización, enfrentando ataques respiratorios graves y recibiendo una transfusión de sangre, pero nunca fue intubado. A pesar de la larga convalecencia que le espera, los médicos esperan que pronto pueda retomar sus actividades habituales, aunque su ritmo de trabajo será más moderado en las próximas semanas.