No hace ni una semana que el demócrata Barack Obama volvía a hacer de Donald Trump el blanco favorito de sus bromas, durante su última cena de corresponsales como presidente de Estados Unidos. Las risas se han acabado. Desde entonces, el magnate neoyorquino se ha convertido en el candidato republicano de facto, tras el abandono de la carrera de sus dos últimos rivales.
Por eso, ahora, Obama se ha puesto serio de nuevo. Y le ha recordado algo que venía apuntando desde hace tiempo, pero que con su nuevo estatus se vuelve más imperioso: que ser presidente de Estados Unidos, ocupar la Casa Blanca, ser el comandante en jefe del Ejército más poderoso del mundo, no es un juego. O, en palabras que entienda el empresario que protagonizara un popular concurso de televisión: “Esto no es entretenimiento, esto no es un reality show. Esto es una carrera para la presidencia de Estados Unidos”.
Obama dirigió sus palabras a Trump, pero también a los periodistas que lo escuchaban en la sala de prensa de la Casa Blanca, ante los que compareció el mandatario por primera vez desde las primarias de Indiana del martes que consagraron al empresario devenido en candidato. No es la única ocasión en que les ha pedido que cambien el tono a los informadores. Ya el sábado, entre chanzas y risas, les dio un buen tirón de orejas por no haberse tomado en serio desde el principio la candidatura del millonario.
“Todo candidato, todo nominado tiene que ser sometido a los estándares más rigurosos y a un escrutinio genuino”, subrayó Obama. Y eso significa, continuó en su tono más aleccionador, que “ustedes tienen que asegurarse que sus cuentas salen. Que si (un candidato) dice que tienen la respuesta a un problema, que esta sea de verdad plausible, y que proporcionen detalles de cómo funcionaría esta”.
Y en el caso de que no sea así, continuó, y se demuestre que “es totalmente imposible y no funcionaría, que los estadounidenses sean informados de ello, porque tienen que saberlo”. Todo un derechazo a la práctica de Trump de afirmar que es capaz de resolver los principales problemas del país, ya sean económicos o de política internacional, sin revelar realmente cómo piensa hacerlo.
“Me preocupa el grado hasta el cual la información se ha centrado en el espectáculo y el circo, porque no nos lo podemos permitir”, lamentó Obama.
Sobre la división en el seno del Partido Republicano que ha creado Trump, al que buena parte de la élite de la formación sigue rechazando, Obama consideró que tanto la formación como sus votantes tienen que realizar una profunda reflexión sobre el momento que viven, cómo llegaron hasta aquí y hasta dónde quieren llegar. Al fin y al cabo, recordó, “su abanderado en estos momentos es Donald Trump”.
“Creo que no solo los políticos republicanos, sino que, sobre todo, los votantes republicanos, van a tener que decidir si ese es el hombre que habla en su nombre y representa sus valores”, señaló.
El presidente eludió una vez más pronunciar su favorito dentro de la carrera demócrata y se limitó a subrayar que, pese a los enfrentamientos típicos de unas primarias, tanto Hillary Clinton como Bernie Sanders están básicamente de acuerdo en “el 95%” de los temas de fondo. | El País