Después de conseguir fuertes risas con muchas de sus bromas iniciales en la cena anual de la Fundación en Recuerdo de Alfred E. Smith, Donald Trump pareció perder a la multitud al pasar de las bromas a insultos profundamente personales dirigidos a su adversaria electoral Hillary Clinton.
El aspirante republicano a la presidencia fue abucheado reiteradamente cuando describió a Clinton como corrupta y se aferró a información contenida en correos electrónicos de personal de ella que fueron obtenidos por piratas cibernéticos. Eso incluyó un golpe a la candidata demócrata por “simular” que no odia a los católicos cuando estaba sentada en un evento católico de caridad.