ESTADOS UNIDOS.- Teórica y legalmente, aún hay una posibilidad de que el magnate republicano Donald Trump no sea presidente de Estados Unidos: la votación en el Consejo Electoral.
En la elección general del pasado 8 de noviembre, los estadounidenses no votaron para elegir directamente al presidente, sino para elegir representantes estatales o electores, que conforman el Colegio Electoral. Estos representarán al partido ganador en cada entidad en la votación del Consejo Electoral, que es la que realmente define la Presidencia. A pesar de que Hillary superó en el cómputo total de votos a Trump, el magnate ganó en estados clave y, aunque aún faltan los resultados de New Hampshire y Michigan, le dieron 290 electores, mientras Hillary sólo cuenta con 228.
Según el cómputo de votos, Hillary se hizo con más de 59.18 millones de votos, por encima de los 59.04 del magnate, no obstante, según las reglas del sistema electoral estadounidense, Trump se llevó la Casa Blanca.
Aunque los electores no están obligados por ley a votar por el candidato que ganó en su estado, es lo que generalmente suele ocurrir, pues son precisamente elegidos por su lealtad al partido. Sin embargo y ante lo polémica que ha sido esta elección presidencial, varios medios estadounidenses han señalado la posibilidad de que algunos de los electores republicanos se abstengan de votar o incluso -posibilidad aún más remota- que voten por la demócrata, y de esta manera Clinton logre los 270 votos necesarios para ganar la presidencia.
Estos electores que se abstienen de votar o, incluso, cambian su voto, son llamados “electores sin fe”, y podrían ser el as bajo la manga para que Donald Trump no llegue a la Casa Blanca. Aunque es sumamente extraño que algo como esto ocurra, esta elección en particular ha sido extraordinaria para la historia estadounidense, por lo que, aunque remota, la posibilidad no puede ser descartada del todo.
El número de electores de cada estado es igual al número de sus senadores más el número de sus representantes. Así, el total de compromisarios asciende a 538.
La Conferencia Nacional de Legislaturas Estatales (NCSL por sus siglas en inglés) señala que “no hay una ley federal o disposición constitucional que obligue a los electores a votar por el partido ganador en su estado, y a lo largo de los años un número considerable de electores ha votado contra la instrucción de los votantes”.
El organismo señala que la última vez que un elector cambió de bando fue en 1972, cuando un republicano votó por el candidato libertario. Unos 30 estados tienen legislaciones que obligan a estos electores a votar según la elección general, lo que conlleva multas o suspensiones del elector.
Será el 19 de diciembre cuando esos electores se reúnan y voten. Medios estadounidenses señalan que los demócratas están cabildeando para convencer a los electores de inclinar la balanza en favor de Hillary, pero sigue siendo una posibilidad remota.