"El temor uno lo siente, quedas traumado después de sufrir un asalto", relata Francisco "N" mientras recuerda lo que le ocurrió hace dos años. "Cambié mi trabajo para no arriesgarme; por 200 pesos que gana uno de taxista no vale la pena que te quiten la vida. Fui víctima de cinco asaltos y el robo de un taxi en el municipio de Cuernavaca."
Cuenta que en el año 2015 su familia dependía de su empleo. Hasta que llegó ese día: "Me hicieron la parada tres individuos por donde está el hotel 'Ranflas', en el poblado de Santa María Ahuacatitlán, en Cuernavaca.
Enseguida me preguntaron que cuánto les cobraba por llevarlos al municipio de Temixco", recuerda. Aceptaron el costo del viaje y se subieron, pero momentos después "uno de ellos sacó una pistola y me la puso en la cabeza. Después de amagarme me pasaron al asiento trasero y me obligaron a tirarme. De ahí ya no supe más...
Los delincuentes me llevaron hasta Santa Rosa Treinta, en el municipio de Tlaltizapán. Me tiraron en un camino de terracería; yo pensé que me iban a matar, pero gracias a Dios no me dispararon", dice, y señala que en su desesperación corrió hasta que logró pedir ayuda.
Francisco recuerda que ese día en la televisión decían que habían disminuido los robos en el estado de Morelos, pero su situación lo obligaba a pensar lo contrario. Aunado al riesgo en el que estuvo su vida, la víctima debió lidiar con otro asunto: el trato de la Fiscalía General del Estado (FGE). "Cuando fuí a levantar la denuncia, en la fiscalía me trataron como delincuente al decirme los policías que yo me había auto robado. A veces uno evita solicitar apoyo a las autoridades para no escuchar ese tipo de comentarios y acusaciones. Nunca siguen los casos, los ministeriales nos toman la declaración y después la pierden en la basura.
Nosotros, los taxistas, primero tenemos que sacar la cuenta del patrón, la gasolina y lo último es para nosotros. Pero por unos cuantos pesos los delincuentes nos andan quitando la vida".
A raíz de aquel hecho, su vida quedó marcada: "No sé si fueron circunstancias de la vida, pero después me comencé a enfermar y el doctor me diagnosticó diabetes... Todos los políticos dicen que las cosas están bien. Si nos facilitaran todos los guaruras que llevan, yo también diría lo mismo".
Para evitar otro acontecimiento similar, Francisco no volvió a trabajar de taxista.
"Mejor me busqué otro empleo. De trabajador del volante a cada rato nos asaltan. Cuántas muertes he visto en los periódicos de encajuelados y degollados.
Es injusto lo que vivimos. Los rateros están aliados con las autoridades", considera.
En el año 2016, en el estado de Morelos se registraron al menos 612 muertes violentas. Al igual que en 2015 y 2016, Cuernavaca tuvo la mayor incidencia de homicidios.
En 2015, al menos 16 taxistas, tres ruteros, dos mototaxistas y un líder de taxistas fueron asesinados. En tanto, durante 2016 al menos 17 taxistas, ruteros y moto-taxistas fueron asesinados.