En relación a este caso Pedro Benítez Vélez, procurador de justicia, dio a conocer en una rueda de prensa que su escolta de nombre Hugo Popoca Gómez había ido a entregar unos documentos en diferentes lugares del Centro de Cuernavaca.
Fue en el bulevar Benito Juárez, entre las calles Abasolo y Francisco Leyva, cuando dos tipos intentaron despojarlo del vehículo.
El agente ministerial opuso resistencia y forcejeó con los delincuentes, derivado de ello recibió un impacto de bala calibre .22 en el tórax.
El fiscal del Estado descartó que se tratara de un atentado en contra de él por tratarse de un integrante de su escolta, debido a que “el procurador no se encontraba en el lugar de los hechos, estaba en una junta con el secretario de gobierno en la avenida Reforma, a cuatro o cinco kilómetros del lugar de los hechos”, afirmó.
Benítez Vélez refirió que de acuerdo a los reportes médicos, el estado de salud de Hugo Popoca es estable, está consciente, con una herida que no pone en peligro su vida.
Otra de las versiones de un hombre que se encarga de cuidar coches en la calle Abasolo, es que el afectado se encontraba a bordo de un carro tipo Jetta color rojo, con placas de circulación PWT-73-74 del estado de Morelos.
Al carro se acercó un individuo armado de complexión robusta, el cual vestía playera blanca y pantalón de mezclilla color azul.
El delincuente sin motivo alguno accionó su arma de fuego en contra del agraviado, quien repelió la agresión y al parecer también lo lesionó.
Malherido el malhechor comenzó a correr por la calle Abasolo, hasta que logró darse a la fuga.
Ante lo sucedido los agentes municipales, policías del estado y ministeriales implementaron un operativo por la zona para ubicar al culpable, quien escapó de la justicia.
La única evidencia que quedó en la escena de la agresión fue un casquillo percutido calibre .22 tirado en la calle y otro casquillo .9 milímetros en el interior del automóvil.
Después del ataque, agentes ministeriales registraron un domicilio de la calle Independencia, toda vez que había rastros de sangre en la puerta.
Con la autorización del propietario, los agentes ingresaron al inmueble, en tanto que efectivos municipales y estatales permanecieron en alerta, siendo observados por la miradas curiosas de los vecinos que se preguntan qué sucedía.
Al cabo de algunos minutos los elementos policiales se retiraron del lugar, tras confirmar que no había sospechosos en el lugar.