El entrevistado, especialista en el tema, refirió que la mayoría de las células opera de forma independiente de los grupos del narcotráfico, es decir, no cuentan con la protección que éstos brindan aunque su operación es controlada por los cárteles.
“El único vínculo entre los robacarros y la delincuencia organizada es que ellos compran los autos robados en precios que van desde los tres mil a diez mil pesos, dependiendo de la marca y el lujo de las unidades”, declaró en informante.
En este tenor, destacó que la delincuencia organizada restringe la operación de las bandas de robacoches especialmente en “las plazas” que controlan “porque no quieren que les calienten la plaza”.
Es lo que se conoce como efecto “cucaracha”. La mayoría de las bandas de robaautos provienen de los municipios de Huitzilac, Jiutepec, Temixco, Xochitepec y Emiliano Zapata. Por eso, se mantienen concentrados en Cuernavaca, indicó el especialista.
Cabe destacar que durante el presente mes la Policía de Cuernavaca ha sostenido al menos tres enfrentamientos a tiros con integrantes de bandas de robacoches, el último de los cuales ocurrió la noche del pasado lunes en la avenida Plan de Ayala, a la altura de la colonia Amatitlán.