El secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, aseguró que la decisión de retrasar la apertura de algunas escuelas fue la correcta pues lo que se busca es la seguridad de alumnos y maestros, pero también la tranquilidad de los padres de familia de que los planteles están en condiciones de operar porque fue certificado por un aval serio.
Aunque reconoció que toma tiempo supervisar cada plantel en Ciudad de México, donde existen nueve mil escuelas, subrayó la importancia de hacer una revisión de calidad para poder emitir un dictamen estructural.
Nuño aclaró que los directores de Obras son los únicos acreditados para examinar y aprobar, con seguridad y responsabilidad, las condiciones en que se encuentran los colegios para que puedan abrir sus puertas.
Mencionó que para cumplir con las tres semanas que se calculó llevaría reanudar las clases, se acordó con el gobierno capitalino la asignación de 30 directores de Obras adicionales para acelerar el proceso de verificación de escuelas de nivel básico públicas.
En el caso de las escuelas privadas ubicadas en las delegaciones mayormente afectadas por el sismo del pasado 19 de septiembre, indicó que la autoridad federal trabaja con el Colegio de Ingenieros Civiles de México, que avala el trabajo que realizan los directores de Obra asignados por la autoridad capitalina.
Enfatizó que corresponde a la Secretaría de Educación Pública (SEP) la decisión de reabrir las escuelas, aunque fue el gobierno capitalino quien pidió que las clases aún no se reanudaran en seis delegaciones por razones lógicas de seguridad, pues en las zonas afectadas por el sismo todavía laboraban los servicios de emergencia.
Nuño Mayer subrayó que en cuanto se normalicen las clases se estará en condiciones de recuperar el ciclo escolar y reponer el tiempo perdido con los días previstos para vacaciones o con fines de semana.