En 2012 el PRI le arrebató el poder a los panistas y prometió transformar a México como nunca antes. Con la llegada de un exgobernador mexiquense, el priísmo nacional asomó reformas estructurales que harían de nuestro país un gran competidor comercial a nivel internacional. Enrique Peña Nieto tenía sobre sus hombres la tarea de cumplir con cientos de promesas de campaña y seis años no bastaron.
Para que el actual presidente de México pueda lograr todas sus promesas de campaña, sería necesario que gobernara una década más al país. A pocos meses de abandonar la silla presidencial, Peña Nieto ha cumplido apenas con el 49.60% de lo que le prometió a todos los mexicanos. Entre reformas estructurales, empleos, obras y acuerdos económicos, el tiempo se agotó y el priísta no pudo saldar la deuda.
Y es que quedan poco más de tres meses para que el gobierno priísta cumpla con el 50.40% de promesas. La tarea es imposible y parece ser que su campaña presidencial, coordinada por el perseguido Emilio Lozoya, estuvo plagada de promesas difíciles de concretar. Durante su ascenso al poder, Enrique fue conocido por el slogan “te lo firmo y te lo cumplo”, en donde prometió cumplir con todo ante notario público. Una estrategia totalmente fallida que aún está vigente.
¿Cómo ha evolucionado el cumplimiento de estas promesas?
-En 2012 y la primera mitad de 2013, Peña avanzó un 4.5%
-Al finalizar el 2014, Peña apenas tenía un 4.8% cumplido
-En 2015, el mexiquense resolvió el 1o.5% de sus promesas de campaña
–En 2016 aceleró el proceso y logró un 22.9% de avance
-En 2017, el priísta presumía en su informa un 38.3% de promesas listas
-Para finales de este año, apenas se logran alcanzar un 49.6%
En total, la presidencia de Peña acumuló 266 promesas de campaña y en un conteo el día de hoy apenas se puede ver avance en 132 acciones de gobierno. Con esto, el PRI regresó al poder usando una estrategia que históricamente le ha funcionado: prometer mucho, lo más posible. Y es que dos de las grandes banderas con las que Peña se insertó en la presidencia fueron la promesa de eliminar la corrupción que había dejado el gobierno panista y una disminución general de la pobreza.
La revisión de su administración deja ver que los escándalos y casos comprobados de corrupción aumentaron drásticamente durante el peñismo, con temas que apuntan directamente al presidente, como la Casa Blanca o los sobornos de la empresa brasileña Odebrecht. Por el lado de la pobreza, Peña Nieto no entrega cifras prometedoras o con resultados contundentes sobre este tema. Y es que en México hay más pobres el día de hoy que cuando el mexiquense llegó al poder.
Estas acciones ayudaron a que el PRI fuera castigado severamente en las últimas elecciones federales, en donde pasaron de ser la fuerza política en el poder a verse como el quinto partido con una presencia diminuta en el congreso federal. Pero las cosas parecían destinadas a cumplirse. Al llegar al poder, Peña logró avanzar un 4.5% en sus promesas de campaña en año y medio. Después, el ánimo se fue calmando hasta prácticamente no avanzar en absoluto en este tema.
Entre las promesas que quedan pendientes están la creación de un manifisto por una presidencia democrática, la eliminación de 100 diputaciones federales, la creación de una banca para mujeres emprendedoras, acciones para eliminar el bullying en las escuelas públicas, una policía naval para generar paz en territorios peligrosos en Veracruz, entre muchas otras. Y es que prácticamente se queda a deber en todas las áreas, desde seguridad hasta educación, pasando por salud y cultura.
Los compromisos que más expectativa generaron era la reducción del precio a la tarifa de luz con la reforma energética, el programa de escuelas dignas, la integración de enseñanza para niños con discapacidad, las nuevas academias policiacas, entre otras. Por lo que la mayoría de promesas cumplidas se enfocaron en temas de salud e infraestructura, descuidando los otros rubros importantes.
A pesar de la realidad y las evidencias, Enrique Peña se ha esforzado últimamente en convencer a los mexicanos de que les deja un mejor país a comparación de 2012, cuando llegó al poder. Lo cierto es que 2017 pasará a la historia como el año más violento del que se tenga registro en México. Y no solo eso, durante el sexenio peñista aumentó la deuda externa, los precios de las gasolinas se elevaron a niveles históricos y prácticamente todo su gabinete enfrenta acusaciones de abuso de poder o corrupción.
Quedan pocos meses y el gobierno de Enrique Peña ha reconocido que sus esfuerzos en temas de seguridad fueron insuficientes. Pero aún basta que aclaren qué pasará con el tema de las promesas de campaña que, recordemos, siguen ahí, firmadas por el presidente Peña ante notario público. Le quedan semanas para avanzar en un tema que es prácticamente imposible de concretar.
Con información de SinEmbargo.