Figuras como Albert Einstein y Steven Hawking tenían un coeficiente intelectual de 160, lo que es bastante elevado en comparación al promedio. Pero no son los únicos, en una pequeña localidad de Ciudad de México, vive una niña de 9 años llamada Adhara Pérez, considerada una de las personas más inteligentes de todo el planeta.
A su corta edad la pequeña ya terminó el colegio y en la actualidad cursa dos carreras universitarias. Un examen de coeficiente intelectual le otorgó 162 puntos, lo que quiere decir dos más que Einstein y el mismo Hawking, considerando además que 130 es el número para que una persona sea calificada como superdotada.
La niña sueña con ser astronauta, sin embargo su familia enfrenta algunas dificultades económicas lo que por su puesto frena su desarrollo. De hecho su primer obstáculo fue a los tres años cuando le diagnosticaron síndrome de Asperger, un trastorno que afecta la capacidad de socializar y comunicarse correctamente, comenta Infobae.
«Sí, quiere tener amigos pero no sabe cómo. Quienes padecen esta condición, podrían estar todo el día hablando sobre que le gustan los dinosaurios. En el caso de Adhara, su mundo es el espacio», asegura su madre Nallely Sánchez.
Adhara sueña con formar parte del equipo que trabaja en la NASA, para así subirse a una nave espacial algún día y poder observar las estrellas de cerca. Pero ni sus maestros, ni sus compañeros lograron entenderla, por el contrario muchas veces recibió malos tratos por parte de ellos.
«Cuando estaba escolarizada, me mandaban notitas y mensajes porque se quedaba dormida. Decían que no tenía ganas. Pero yo en casa veía que se sabía la tabla periódica. Desde chiquita sabía álgebra. Yo creo que se sentía aburrida», recordó su madre. La pequeña confirmó que se aburría en clases, así que solo dibujaba agujeros negros en sus cuadernos.
El maltrato a la niña fue cada vez más frecuente, según cuenta su madre «Una tarde fui a firmar el boletín y vi que Adhara estaba jugando en una casita y la encerraron. Y empezaron a decirle: ‘¡Rara, rara!’, y le comenzaron a pegar en la casita. Entonces yo dije, no quiero que sufra. Y ella me decía que no quería ir a la escuela, y cayó en una depresión muy fuerte».
Adhara asistió a un Centro de Atención al Talento donde confirmaron que se trataba de una niña superdotada. Pero los altos costos de la institución la hicieron volver a la escuela tradicional, donde avanzo rápidamente y terminó la primaria a los cinco años, el bachillerato a los ocho y ahora estudia dos carreras, Ingeniería Industrial en Matemáticas e Ingeniería en Sistemas.
Por si fuera poco recibe clases de cálculo y matemáticas, además está aprendiendo inglés para asistir algún día a la Universidad de Arizona, ya que los mismos representantes de la casa de estudios se interesaron en ella cuando asistió a un evento universitario, ofreciéndole pasajes y alojamiento, aunque no incluye el gasto más importante, la costosa matricula de estudio.