El horario de verano comenzará este domingo 3 de abril y concluirá el domingo 30 de octubre.
Como todos los años, consiste adelantar una hora los relojes para modificar la hora de encendido de la luz en los intervalos en los que se muestra una variación en el consumo de energía.
De acuerdo con el Fideicomiso para el Ahorro de la Energía Eléctrica, estas diferencias son mayores en las mañanas, entre las 5:00 a las 8:00 horas, y en la tarde-noche de las 17:00 a las 24:00 horas.
Por ello, debido a este cambio de horario se deja de consumir energía eléctrica y, por consiguiente, disminuye la quema de combustibles, señala el organismo.
Los cambios de adaptación asociados al horario de verano suelen resolverse en menos de un mes, aunque algunas personas, únicamente necesitan un par de días para incorporar sus actividades diarias al nuevo horario.
Médicos especialistas afirman que aún no está comprobado que el adelantar una hora el reloj por la entrada del horario de verano, provoque afectaciones en la salud.
“No hay estudios contundentes en que pueda representar una afectación importante en la salud o trascendente en la salud, afortunadamente tenemos una gran capacidad neurobiológica de adaptación, lo hemos inclusive experimentado con tantos cambios que hemos visto en la pandemia, de la misma manera con respecto a los cambios de horario o a la continuidad de un horario que pueda ser el mismo durante todo el año”, informó la Dra. Lucía Ledesma, jefa Nacional de Salud Mental del ISSSTE.
“El proceso de adaptación neurobiológica ante los cambios de horario es muy buena, pues a lo mejor al inicio de estos cambios podemos tener más sueño, nos puede costar más trabajo levantarnos en la mañana o a lo mejor conciliar el sueño los primeros días y poco a poco pues todos estos cambios o estos procesos de adaptación, van tomando un grado de estabilidad hasta que finalmente, nos adaptamos”, continúo la jefa Nacional de Salud Mental del ISSSTE.
Con pequeñas modificaciones en la rutina, se puede facilitar la adaptación al cambio de horario.
“Lo que se sugiere por ejemplo es evitar la actividad física de alta intensidad después de las 6-7 de la tarde o evitar también el consumo de sustancias que puedan ser activadoras del sistema nervioso central como pudiera ser el café o las bebidas energéticas”, concluyó la Dra. Lucía Ledesma, jefa Nacional de Salud Mental del ISSSTE.