El 22 de abril de 2012, la joven criminóloga Cinthya Mabel Pantoja de León recibió la orden de salir de la oficina de la Procuraduría General de Justicia para trabajar en campo. A pesar de que sus funciones eran en oficina, la mujer de 25 años acató la instrucción, como ya lo había hecho antes, cuando la llevaron a realizar pruebas forenses del caso y atender a las familias de las víctimas en San Fernando, Tamaulipas.
Eran los tiempos más violentos de las décadas recientes. Las balaceras, asesinatos y desapariciones estaban por todos lados. La masacre de 72 migrantes y el hallazgo de fosas clandestinas en San Fernando mostraban el tamaño de la crisis de seguridad. Aunque el gobierno federal arrojaba soldados a las calles, los grupos criminales controlaban y sometían al poder político y económico
El 22 de abril de 2012, Cinthya desapareció en el municipio de Nuevo Padilla, ubicado a 40 minutos de Victoria. Sus compañeros de trabajo en la Procuraduría no se explicaban qué había pasado, ni cómo, ni porqué. Parecía que las desapariciones y asesinatos de agentes del Ministerio Público, como Roberto Jaime Suárez Vázquez, no habían advertido del gran peligro que corría el personal judicial.
Desde ese día su madre Josefina de León empezó la búsqueda de su hija. Hoy cumple una década de seguir el rastro de Cinthya, 10 años donde ha sufrido extorsiones, a autoridades incompetentes que justifican atrasos en la investigación que se abrió el mismo día que no supo de su hija.
Como muchas mujeres y hombres que perdieron familiares en esos años, Josefina de León arrancó la búsqueda por sus propios medios, porque la PGJ “no se movía”. Al paso de cuatro meses, la buscadora recibió llamadas de personas que aseguraron tener secuestrada a Cinthya y le exigieron dinero para liberarla.
“Uno sabe perfectamente que pudiera ser una extorsión pero en el fondo uno desea que sea verdad lo que te están diciendo”, contó Josefina.
La madre pagó y Cinthya no apareció.
A partir de ese golpe anímico y económico, Josefina supo que solamente ella buscaría a su hija, que las autoridades y la sociedad no estaban de su lado. Intentó conseguir datos de los extorsionadores pero la PGJ no ayudó en nada.
No hay palabras solo no siento que me funcione mi mente y mi cuerpo, la cabeza no deja de doler y ese sopor que no es más que evadir la realidad y no quiero que este día exista más pic.twitter.com/4jKpJVXQUN
— Josefina De Leon (@YoSoyJeraldine) April 21, 2022
A finales de 2012, la madre acudió a la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada de la Procuraduría General de la República (PGR) para obtener ayuda.
A lo largo de los años, Josefina de León transformó su dolor y fundó la asociación Red de Desaparecidos en Tamaulipas, donde colabora con otras y otros buscadores para dar con el paradero de familiares. Además, analiza el fenómeno de la desaparición en la entidad y realiza incidencia política y social sobre la problemática de derechos humanos.
En los dos años recientes, la madre de Cinthya dedicó su tiempo para generar conocimiento entorno a la búsqueda. El resultado fue el Primer Protocolo para Búsqueda de Personas en Cuerpos de Agua. Ella se ha concentrado en indagar en el fondo de la presa Vicente Guerrero, de donde ya ha sacado cuerpos.
Josefina está segura que hija fue desaparecida por su trabajo en San Fernando, y que detrás del delito están integrantes del crimen organizado y la Procuraduría estatal.
Hoy celebro la vida de mi hija Cinthya.
— Josefina De Leon (@YoSoyJeraldine) December 3, 2021
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Hoy debieras estar aquí con tu familia con tus amigos con aquellos que te quieren y que no pierden la fe de verte regresar a casa. Cumples 35 pic.twitter.com/MpxCs4LXd1