Estados Unidos y México admitieron este martes una política migratoria fallida y se conjuraron por enésima vez contra el tráfico de personas, tras el hallazgo de 50 migrantes muertos hacinados en un camión en San Antonio (Texas), en la mayor tragedia de este tipo de las últimas décadas.
"La horrible y trágica muerte de al menos 50 seres humanos en San Antonio anoche es resultado de leyes migratorias rotas y disfuncionales", lamentó en redes sociales el embajador estadounidense en México, Ken Salazar.
Mientras que el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, calificó en rueda de prensa el suceso de "tremenda desgracia" y la atribuyó al tráfico de personas y a "la falta de controles" tanto en la frontera común como "al interior de Estados Unidos".
La portavoz de la Casa Blanca, Karine-Jean Pierre, dijo este martes que lo sucedido en San Antonio es "absolutamente horroroso y que rompe el corazón", a la vez que reivindicó las acciones del Gobierno estadounidense contra las redes de trata que, según dijo, han permitido arrestar a 1.800 personas en dos meses.
De visita en Washington, el presidente guatemalteco, Alejandro Giammattei, declaró que "es imperativo" endurecer las penas contra el tráfico de personas.
Y el papa Francisco pidió rezar por las víctimas, que según dijo, "perseguían una vida mejor", y pidió además que "estas desgracias no sucedan de nuevo".