Este martes 15 de noviembre, la población mundial alcanzó la cifra récord de 8 mil millones de personas. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para 2080 se llegará a un pico de 10 mil 400 millones de personas.
En México, el punto máximo poblacional se prevé para 2050. Según la predicción hecha por la ONU, las y los mexicanos llegarán a superar los 140 millones.
Según las predicciones, el grupo poblacional más numeroso será el de adultos entre 25 a 64 años, seguido de personas mayores a 65 años.
Los bloques de población joven, de 0 a 14 años y de 15 a 24 años, comenzarán a reducirse a partir de 2025. Es decir, la población en México envejecerá.
Impactos de una población vieja
Según un estudio publicado por la Universidad de Barcelona, una población vieja significa un aumento en las necesidades del uso de sistema sanitario, debido al elevado número de enfermedades crónicas y síndromes que padece la población adulta mayor.
Esta población “es la que ocupa en su mayoría los servicios médicos hospitalarios, genera mayor mortalidad, estancias más prolongadas y mayor número de reingresos”, señala el estudio.
En la Revista Colombiana de Anestesiología, la médica Marta Inés Berrío Valencia recomienda: “Se debe tener una visión holística del envejecimiento, con políticas dirigidas a la atención integral de esta población que cambie el paradigma que el adulto mayor es una persona incapacitada, subvalorando su aporte social y cultural y que consiga crear una sociedad autosostenible que garantice años de vida con calidad al adulto mayor”.
Envejecimiento y política
El politólogo Ivan Krastev explica que, aparte de Israel, “no hay ningún país rico en el mundo cuya población no esté –sin tener en cuenta la migración– en vías de declive“.
Este fenómeno lo denomina “ansiedad demográfica”. Esta ansiedad es alimentada no solo por las proyecciones de los demógrafos, “sino también de las impresiones que tiene el público sobre la dinámica y las proporciones étnicas“, explica el politólogo.
Un efecto de esta ansiedad es que en el imaginario colectivo las mayorías se autoperciben como minorías a punto de ser desplazadas por extranjeros y grupos étnicos distintos. El llamado “miedo demográfico” está impulsado por el “miedo a que ‘mi gente’, ‘mi pueblo’, desaparezca y se destruya nuestro modo de vida”, dice Krastev.
El envejecimiento poblacional de los países ricos “reduce el horizonte temporal de la sociedad y cambia radicalmente la naturaleza del cuerpo electoral“. Por lo anterior, explica el experto búlgaro, “no es casualidad que los partidos de extrema derecha se hayan convertido en los profetas del apocalipsis demográfico de las sociedades occidentales”.
Esta ansiedad ante el retroceso poblacional en naciones ricas y pequeñas, y el aumento de la población en otros países, “fundamenta el éxito electoral de los populistas en Europa del Este“, señala Krastev.