La noche de este martes Aurelia García, la mujer indígena que fue encerrada en 2019 por sufrir un aborto espontáneo, es declarada inocente de cometer homicidio en razón de parentesco. Después de tres años, la joven será liberada del Penal de Iguala.
García Cruceño no habla español, solo nahua, por lo que apenas en noviembre pasado se le proporcionó un traductor para atender su caso, que de acuerdo a sus abogadas está plagado de irregularidades.
Cabe señalar que en mayo de 2019, la joven -de entonces de 19 años de edad- fue violada por una persona 50 años mayor, a la que por miedo a su integridad física no quiso denunciar. La agresión se perpetró en la comunidad indígena de Xochicalco, municipio de Chilapa de Álvarez, ubicado en la Montaña Baja.
Meses después de la agresión, en octubre de 2019, debido a la falta de atención médica y a la desnutrición, tuvo un aborto involutario y los médicos que la atendieron en el hospital de Iguala la denunciaron ante las autoridades correspondientes. De inmediato fue aprehendida y trasladada a la Fiscalía General del Estado (FGE) por el delito de homicidio en razón de parentesco, por presuntamente “asesinar a su bebé” y un juez resolvió que la joven "era un riesgo para la comunidad".
Debido a las amenazas que recibió por parte de su violador, a propuesta de su familia, huyó a la casa de una tía que vive en Iguala. Verónica Garzón Bonetti y Ximena Ugarte Tranga, abogadas de Aurelia García, presentaron 3 pruebas fundamentales de desahogo: la testimonial del paramédico, la pericial en antropología social y la pericial en medicina forense.
Consideraron que la Fiscalía de Guerrero no logró probar los extremos de su teoría del caso, por lo que la única resolución posible en este proceso, es que Aurelia García quede absuelta.
La reciben afuera del Penal
Al abandonar la prisión, la mujer con 23 años de edad fue recibida con porras y gritos de parte de colectivas feministas. "Ojalá y todas las mujeres indígenas, encuentren a alguien que les ayude y puedan quedar libres. Solo Dios sabe cómo nos ayudó, y después de casi tres años de no ver a nuestra hija, hoy siento que Aurelia volvió a nacer”, declaró Aurelia luego de ser recibida por su papá Alberto García.
Aurelia abandonó el lugar con una sonrisa y también orgullosa hablando nahuatl, agredeciendo a las personas que le ayudaron a recobrar su libertad: “ahora toca estudiar, y espera lograr los sueño”.