Una jueza del Estado de México ha emitido un veredicto de culpabilidad en el caso del expolicía de la Ciudad de México, Sergio "N", quien arrojó cruelmente a un perrito llamado 'Scooby' en un cazo de aceite hirviendo en Tecámac en mayo de este año, lo que resultó en la muerte del inocente animal.
La magistrada del tribunal mexiquense, con sede en Ecatepec, ha programado una audiencia para el próximo 9 de octubre en la que se determinarán las sanciones y el monto de la reparación del daño para el acusado. Su abominable acción generó una ola de indignación en la sociedad después de que las impactantes imágenes del incidente se difundieran ampliamente en las redes sociales.
El exoficial de policía de 30 años de edad, cuya residencia se encontraba en San Pablo Tecalco, Tecámac, entró en una carnicería llamada 'Chucky' el 28 de mayo pasado. Dentro del establecimiento, surgió una discusión de carácter personal entre Sergio "N" y el encargado del negocio, Óscar.
De acuerdo con las investigaciones, Sergio "N" extrajo una pistola y amenazó al carnicero, Óscar. Además, tomó un cuchillo del mostrador para profirir amenazas contra la integridad de Óscar, quien, con temor, solicitó que abandonara el local.
Fue al salir de la carnicería cuando el expolicía notó la presencia del perrito 'Scooby', de tan solo ocho meses de edad, y lo lanzó cruelmente al cazo con aceite hirviendo o manteca caliente, causándole heridas graves que lamentablemente resultaron fatales.
El 30 de mayo, Sergio "N" fue detenido por las autoridades de la Ciudad de México en la alcaldía Coyoacán.
Además de la condena por maltrato animal, Sergio "N" enfrenta un segundo proceso por las amenazas dirigidas a Óscar, el carnicero, y en este caso se le ha imputado el delito de homicidio calificado en grado de tentativa.
Desde su detención, el sujeto ha permanecido en el penal de Chiconautla, donde se le dictó prisión preventiva.
El dueño del perro era Roberto, un niño de 11 años que ese domingo fue a la carnicería para comprar carne, y volvió a su casa llorando tras el ataque.
El niño había rescatado al animal de un hombre que quería deshacerse de él porque tenía un problema en su ojo; sin embargo, Roberto lo convenció de que se lo entregara y que sería él quien se haría cargo del animal. Lo llevó a su casa, le puso un nuevo nombre y jugaba con él todas las tardes.