Tras un debate que se extendió por casi ocho horas, el pleno del Senado de la República aprobó, tanto en lo general como en lo particular, revertir una parte de la reforma energética de Enrique Peña Nieto, y regresar a que Pemex y CFE sean empresas públicas del Estado.
La oposición, que buscó frenar esta reforma, logró apenas 39 votos, mientras que la senadora Amalia García optó por la abstención. A pesar de presentar 10 reservas, ninguna fue aceptada por la mayoría oficialista.
La bancada de Morena, junto con sus aliados del PT y PVEM, consiguió obtener 86 votos a favor, contando con el apoyo del senador Miguel Ángel Yunes Márquez, una estrategia previamente utilizada en la aprobación de la reforma judicial el 11 de septiembre.
Es importante recordar que en 2013, el entonces presidente Peña Nieto presentó una iniciativa que permitió a Pemex y CFE recibir inversión privada, manteniendo la rectoría del Estado sobre estas empresas.
✅ Con 86 votos a favor, 39 en contra y una abstención, se aprueba en lo general y los artículos no reservados del dictamen que modifica la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en materia de áreas y empresas estratégicas.
— Senado de México (@senadomexicano) October 17, 2024
La reforma aprobada modifica el texto constitucional al eliminar el término “empresas productivas del Estado” y reemplazarlo por “empresas públicas del Estado”. Además, el artículo sexto establece el acceso a las tecnologías de la información y comunicación, garantizando el servicio de Internet proporcionado por el Estado.
Durante la discusión, el senador Pablo Angulo del PRI cuestionó si el gobierno busca monopolizar el Internet. Por su parte, el senador Ricardo Anaya Cortés del PAN advirtió que esta reforma podría ser perjudicial para México en el contexto del T-MEC, al imponer restricciones a la iniciativa privada en la generación de electricidad.
Anaya también destacó que la deuda de Pemex se convierte en deuda del Estado mexicano, aunque Claudia Anaya, senadora del PRI, argumentó que esto ya es una realidad.
Sin embargo, Anaya Cortés dijo: “Qué necesidad de limitar la participación de los privados en generación de electricidad. Y nos parece un despropósito, porque al final lo que la gente quiere son tres cosas: energía limpia, número uno; barata, número dos, y abundante, número tres. No podemos acompañar su reforma en tanto CFE siga quemando combustóleo para generar electricidad, contaminando”.
Claudia Anaya, del PRI, afirmó que esta reforma “ni salva la patria ni acaba el mundo”, mientras que la senadora de Morena, Cecilia Guadiana, sostuvo que la reforma de 2013 había desmantelado a la CFE y Pemex, provocando que la primera se fracturara en subsidiarias y limitando su capacidad de generación.
La senadora Alejandra Barrales, de Movimiento Ciudadano, recordó su participación en la discusión de la reforma de 2013 y, aunque coincidió con el dictamen actual, votó en contra al considerar que no obliga a las empresas públicas a cumplir con la transición energética.
El dictamen aprobado será enviado a los Congresos estatales para su ratificación, ya que, al ser una reforma constitucional, requiere el respaldo de al menos 17 de ellos.