La madrugada del 2 de enero de 2025, cerca de dos mil migrantes partieron de Tapachula, Chiapas, en la primera caravana del año con destino a Estados Unidos.
Reunidos en el Parque Bicentenario, comenzaron la caminata para avanzar lo más posible antes de que las altas temperaturas dificulten su trayecto.
Según activistas, estas personas, provenientes de diferentes países, han permanecido varadas entre dos y tres meses en esta ciudad fronteriza del sur de México, enfrentando condiciones difíciles.
Luis Rey García, director del Centro de Dignificación Humana, expresó su preocupación ante las posibles políticas migratorias del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, que incluyen deportaciones masivas y mayores restricciones de asilo.
Asimismo, pidió a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, a permitir el avance de la caravana, destacando las tensiones políticas entre ambos gobiernos.
"Consideramos que después de esas deportaciones masivas tiene que haber un acuerdo entre el gobierno de México y de los Estados Unidos para que se establezcan políticas humanitarias” señaló García.
El panorama es complejo para los migrantes, quienes desconfían de las autoridades migratorias. César Eduardo Milano, un venezolano en el grupo, relató cómo fue despojado de sus pertenencias y obligado a regresar a Tapachula tras intentar avanzar con un permiso.
“Tomé la opción de ir en grupo para que Dios nos cuide y nos guarde porque es la única forma en la que uno puede subir", declaró.
Erika Murcia, también de Venezuela, explicó que se unió al contingente porque no consiguió un permiso para viajar en autobús.
“La opción es llegar a los Estados Unidos y trabajar, ser productiva a la sociedad, las personas que deben tener miedo son las personas que tienen algún pasado criminal, uno va a trabajar, uno es profesional y, lamentablemente, en nuestros países no tenemos la oportunidad de subir profesionalmente", afirmó.
Mientras tanto, las caravanas generan tensiones diplomáticas. En noviembre, Trump amenazó con imponer aranceles a productos mexicanos si México no detiene el flujo migratorio, mientras Sheinbaum aseguró que trabaja en alternativas para mantener a los migrantes en el sur del país.
Agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) intentaron impedir la salida de los migrantes, pero no los convencieron de ser llevados a Tuxtla Gutiérrez con un permiso provisional para transitar únicamente en el estado de Chiapas.