Menudo embrollo en el que se han metido los precandidatos; tienen de dos: apechugar, cumplir con la palabra empeñada y verse como lo hizo Marcelo Ebrard Casaubón al aceptar su derrota, o en su caso, al estilo Alejandra Barrales, no acudir este día a la cita, denunciar e inconformarse, y tratar con ello de amarar algún espacio alterno.
Los tres personajes han sido, en lo que cabe, mesurados y respetuosos de los tiempos. Ninguno ha corrido la voz, de forma incorrecta, sobre su posible triunfo; aunque se han publicitado algunas encuestas, nadie ha cantado victoria anticipada.
A partir de ahora, uno de ellos estará en la búsqueda formal de lograr la conquista, por primera vez en su historia, de que la izquierda gobierne nuestra entidad. Cualquiera de los tres personajes goza de prestigio; cada uno de ellos ha desarrollado su vida en los ámbitos correspondientes y presumen su honestidad y congruencia. Errores, como todo ser humano, los tienen en su haber y enemigos políticos; la dinámica misma los genera.
Su experiencia en la vida pública les es reconocida y todos tienen como carta de presentación su actuar público. La experiencia legislativa es el factor común; ello les permite a todos tener la percepción de las necesidades sociales y la visión del cómo avanzar en temas urgentes para el estado. Han abonado, en sus diferentes oportunidades, a favor del pueblo morelense; y eso ha sido parte de su campaña en esta etapa previa al levantamiento del estudio estadístico.
Los tres precandidatos estarán frente al representante del Movimiento de Renovación Nacional, el ex regente de la Ciudad de México, Manuel Camacho Solís; hombre que además de lograr la victoria de Andrés Manuel López Obrador, tendrá la mayor de la influencias en el gobierno del país. Por ello, la actitud y respuesta ante los resultados que hoy mismo se conocerán serán factor determinante en la relación de estos tres actores con Andrés Manuel López Obrador.
¿Quién conviene más al estado ante la posibilidad del triunfo? ¿Quién puede ser mejor gobernante? ¿Quién sería un real competidor ante los demás aspirantes?
¿Es conveniente que quien gane empate con el pensamiento de AMLO o ése no es elemento a considerar? Éstas y otras muchas preguntas las resolverá solamente la realidad.
¿En realidad las empresas encuestadoras han recogido el sentir social? ¿No se han prestado al juego político? ¿El cruce de las informaciones estadísticas será el que arroje un resultado cercano a la realidad? ¿Los negativos y positivos qué tanto influirán en la decisión? Más cuestionamientos que hoy, independientemente del vencedor, dejarán dudas sobre los aspirantes y sendos equipos derrotados.
¿Cuál será el trato hacia quienes queden en el camino? ¿Cuál debe ser la actitud del vencedor? ¿Deben apoyar los dos aspirantes al candidato formal? ¿El beneficiario de la encuesta será fiel representante de la unidad entre partidos? Algunas otras que resultan interesantes descifrar.
Hoy se conocerá el nombre del candidato del PRD, PT y Movimiento Ciudadano al gobierno de Morelos. Se advierte que lograrán el camino en unidad y en un ambiente de cordialidad; de alcanzarlo, tendrán por primera vez la oportunidad de ir a una real competencia con posibilidades amplias de lograr la alternancia en el gobierno estatal.