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La chikungunya se extiende por el país, pero el gobierno de México lo minimiza: expertos

Fiebre, dolor en las articulaciones, malestar en los músculos, jaquecas, náuseas, fatiga y erupciones cutáneas, son los principales síntomas con los que la Organización Mundial de la Salud (OMS) retrata a la chikungunya, una enfermedad que está empezando a extenderse en el país y que en Latinoamérica lleva ya 1.2 millones de infecciones.

TXT Juan Luis García Hernández
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Si bien las autoridades mexicanas están conscientes de que el primer caso data desde 1952 en Tanzania, un país del africano de la región subsahariana, el discurso del sistema de salud nacional pareciera en ocasiones ser de redescubrimiento de la epidemia.

En su llegada al conteniente americano, la chikungunya  tardó seis meses en pasar del Caribe a Centroamérica y Sudamérica. Por lo que parecía cuestión de cuestión de tiempo para que los primeros casos se reportaran en México, pero las autoridades se limitaron a enviar una alerta a los viajeros, en la que se les invitaba a tomar precauciones.

En noviembre, una niña de ocho años del municipio de Arriaga, ubicado cerca de las costas del Pacífico en Chiapas, fue el primer caso registrado en México y a partir de ahí otras 3 mil 697 personas han sido confirmadas a través de pruebas de laboratorio.

¿Qué número de infectados alcanzará el virus? Los expertos aún se debaten, pero en lo que sí coinciden es en que la cantidad crecerá con certeza y en grandes proporciones.


El mosquito Aedes aegypti. Foto: Wikimedia Commons

Ciudad de México, 7 de septiembre (SinEmbargo).– María Rodríguez Santa Ana está preocupada por lo que sucede en Tehuantepec, un municipio del istmo que lleva el mismo nombre y que abarca parte del estado de Oaxaca, donde el viento sopla tan fuerte que pareciera chiflar y los mosquitos tienen presencia todo el año.

Desde marzo Ana María ha visto cómo las personas empezaban a enfermar por un nuevo padecimiento. Uno a uno los miembros de su círculo más cercano fueron cayendo también. Le ha tocado atender a su madre, a su nuera, a su hijo y aunque no hayan muertos oficialmente registrados por esta causa en el país, ella está casi segura de que su tío de 96 años murió por esa razón, porque no aguantó la fiebre, dice.

“Cinco en la casa de enfrente y en la de atrás cuatro personas, más vecinos, conocidos, a todo el mundo le ha dado. A veces pensamos que ya se fue la epidemia de acá, pero no, nos enteramos que ya les ha dado a otras personas”, denuncia.

La Secretaría de Salud de Oaxaca informó que, al 22 de agosto, 422 de los 843 casos confirmados de la entidad corresponden a la jurisdicción del Istmo, eso representa el 50 por ciento de enfermos en todo el estado.

Pese a lo que dice la autoridad estatal, las personas acusan que los casos son muchos más. Tan sólo Tehuantepec tiene alrededor de 61 mil habitantes y la percepción en pobladores consultados es que le ha dado a ocho de cada 10 miembros familiares.

“Yo creo que más del 80 por ciento estuvo enferma, se siguen presentando casos, es muy común y ahorita ya bajó un poquito porque ya a todos nos ha dado. También en San Blas Atempa y Santa María Mixtequilla. El problema es que no sólo le da a uno: se paraliza toda la familia, nadie puede trabajar, y esta enfermedad te tira”, explica Eduardo Javier Moreno Rodríguez, poblador de la localidad, en entrevista.

Oaxaca reportó en el primer semestre del año 646 casos a nivel nacional, sólo detrás de Guerrero que registró mil 161.

“A mí me agarró la enfermedad en un pueblo cerca de Juchitán que se llama La Mata. Ahí me dio a principios de este mes. Y a todas las personas en el pueblo ya les dio, por lo menos a un 90 por ciento”, relata Miguel Jiménez Enríquez, un ciudadano que ha visto la situación que atraviesa esa región.

El reconocimiento de la problemática por parte de las autoridades locales no ha sido el mejor, como quedó demostrado durante el inicio de la Jornada de Prevención y Contención del Dengue y Chikungunya, llevada a cabo justo en Juchitán.

“A la gente a veces le empieza a doler la cabeza, el cuerpo, y les dicen que tienen chikungunya y no, lo que tienen es cruda; así de fácil, o tienen gripa”, declaró el secretario de Salud de Oaxaca, Héctor González Hernández, durante el marco del evento.

Por otro lado, cuando SinEmbargo habló con el director de Epidemiología de la Secretaría de Salud, Cuitláhuac Ruiz Matus, éste reconoció que sí hay un subregistro del número de casos de personas infectadas en el país y no se sabe de cuánto.

“La cifra actual [a mediados de agosto] de casos confirmados es de 3 mil 698. Que son el número de casos confirmados por laboratorio. De ninguna manera son el total del país, por qué, porque en todo el mundo la vigilancia epidemiológica de estos padecimientos se hace con una técnica que se llama ‘centinela’. No a todos los casos les toma muestras de laboratorio, porque no habría recursos”, dice Ruiz Matus.

De acuerdo con el funcionario, bastaría con que se tome muestra a un pequeño porcentaje de la población para saber que el virus está circulando, pero los pobladores del istmo también tienen suspicacias sobre los números oficiales.

“Muchos casos los están queriendo hacer parecer por dengue. Cuando a mi mamá le dio, pues admirablemente tenemos una amiga que trabaja en el área de laboratorio ISSSTE [Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado] y a la hora de dar el resultado le salen con que tenía dengue clásico, y nos dice, es que así nos hacen que así pongamos, el Gobierno. Para que vea hasta donde llegan a tapar cosas”, acusa Ana María Rodríguez.

Autoridades de salud locales han rechazado que exista esta práctica, así como también han enfatizado su plena confianza en las pruebas de laboratorio.

“El paciente llega al área de urgencias, contamos con área de epidemiología, se le toma su muestra, miramos las plaquetas y alguna otra complicación que se pueda presentar”, dice aSinEmbargo Cristo Montero Pineda, director del Hospital General de Santo Domingo Tehuantepec, quien agrega que recibe diariamente dos pacientes con probable chikungunya.

AFECTADO EL LITORAL


Imagen tomada en el poblado de Dos Arroyos, en Guerrero donde una persona murió a causa de fiebre de chikungunya. Foto: Cuartoscuro

En Guerrero, las zonas más afectadas por chikungunya han sido las del litoral del Pacífico. En especial las regiones de Costa Chica y Costa Grande, por ser las más cálidas y donde se reproduce este mosquito.

“También en Iguala, pero el impacto es menor porque los moscos no viven en zonas altas. Sin embargo, por personas que están en tránsito, el mosco los picó y luego se trasladan, llegan con este contagio y hay moscos ahí y los pican, y entonces inicia una nueva cadena”, explica Israel Isra Zamora, coordinador del área de Comunicación de la Secretaría de Salud de Guerrero.

Los primeros cuatro casos fueron detectados en Juchitán (municipio homónimo del de Oaxaca) el 11 de diciembre del 2014. Y en el primer semestre del año la entidad llegó a tener mil 161 casos, la más afectada del país, donde los meses febriles fueron abril, mayo, junio y julio.

Asimismo, son costas de Chiapas las que reportan gran parte de los casos de acuerdo con los datos oficiales.

Sury Antonio López Cancino, jefe del departamento de enfermedades transmitidas por vector de la Secretaría de Salud de Chiapas, señala que los enfermos en la entidad iniciaron en la región del Soconusco, llegando posteriormente al área metropolitana.

“Mi casa está limpia de moscos, pero me picó en la universidad [Universidad Autónoma de Chiapas]. Se supone que ya fumigaron pero todavía sigue. Ya le dio a mi prima, hermano, novia, a mucha gente. Yo creo que a dos o tres integrantes le ha dado a cada familia. Inició en la costa en noviembre del año pasado. Porque yo soy de allá, y meses atrás [en abril], inició más fuerte. Lamentablemente, acabo de leer que la Secretaría de Salud [estatal] reporta menos casos, cómo se atreven. Estamos jodidísimos”, increpó Claudio Gabriel Esquinca Kobeh, residente de Tuxtla.

Chiapas confirmó 576 casos en los primeros seis meses de este año, las autoridades estatales afirmaron recientemente que los casos podrían llegar a ser hasta 7 mil debido la cantidad de pruebas que aún están en trámite.

MIGRACIÓN, “LA CULPABLE”

En el entendido de que no es el mosquito el que viaja largas distancias, sino las personas que fueron alguna vez infectadas las que se trasladan y luego son picadas nuevamente por el mosquito transmisor –aedes aegypti–, las autoridades han acusado que la migración fue un factor para el inicio de esta epidemia.

“Como ocurrió en Juchitán, llegó una persona contagiada de Centroamérica. Lo que ocurre es que hay casos autóctonos e importados. Lógicamente que esta la llevamos en la sangre una vez que fuimos contagiados”, considera Isra Mendoza, coordinador de comunicación de la Secretaría de Salud de Guerrero.

“Creo que es un fenómeno, que no podemos negar, y puede ser un factor. Te voy a poner una suposición, qué pasa si el primer caso fue de un mexicano que viajó a un país donde se infectó, regresó aquí, lo picó el mosco, y aquí se diseminó. Eso no lo vamos a saber. Sin embargo, sí es muy evidente que la ruta migratoria es uno de los tantos factores que pueden posicionar la presencia de casos en esa región”, consideró Cuitláhuac Ruiz Matus.

Este planteamiento, en cambio, fue matizado por el profesor Dante Amato Martínez, catedrático de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

“Yo no podría asegurar que esto haya tenido origen en los migrantes centroamericanos. Si fuera una entrada regulada de estos viajeros, sí se podría pedir que se les hagan exámenes, pero los indocumentados entran como pueden”, dice.

Pobladores del Istmo de Tehuantepec también refirieron que cada año, en enero, se hace una peregrinación cristiana para dar gracias al cristo negro de Esquipulas, en Guatemala, pero que este año los rumores de una enfermedad desmotivaron a la población.

“Es costumbre, y yo también he ido, pero qué cree: este año no salieron autobuses porque dicen que había una enfermedad allá. Esa ida es el 15 de enero [día del señor de Esquipulas]”, dijo Ana María Rodríguez Santa Ana.

El municipio de Esquipulas se encuentra en el departamento de Chiquimula, del vecino país. Las autoridades guatemaltecas han señalado que al 1 de agosto ese departamento reportó 801 casos confirmados de chikungunya, el 4.8 por ciento de los 16 mil 670 casos en toda Guatemala.

El país vecino es, territorialmente, 18 veces más pequeño que México, pero la cifra de casos es cuatro veces más alta, lo que podría dar una idea de cómo se puede extender en México la problemática sino se atiende.

FACTORES DE EXTENSIÓN

Hasta el 10 de agosto el número de casos por dengue en el país fue de 8 mil 930. Más de la mitad que los confirmados por chikungunya. Al ser el mismo mosquito transmisor, autoridades y expertos coinciden en que los brotes no han alcanzado su punto más álgido.

“Hoy vemos como ha ido avanzando hacia el norte. Ya tenemos casos en Baja California Sur, Nuevo León, Tamaulipas, Veracruz, va avanzando, y es posible que en breve encontremos casos en el resto de los estados, la razón es que el virus está circulando, las entidades tienen el mosco transmisor”, detalló el director de epidemiología de la Secretaría de Salud, Ruiz Matus.

A la fecha, la Federación ha invertido 719.4 millones de pesos para atender la chikungunya, de los cuales 319.4 millones han sido destinados a acciones de prevención y 400 millones a proporción de atención médica.

Isra Zamora sostuvo que a pesar del apoyo federal, que incluso incorporan fumigaciones aéreas, al estado le hacen falta recursos de personal, equipo, e insecticida, para erradicar los brotes.

En teoría la prevención incluye la ejecución de estrategias de difusión vectorial, así como de fumigación.

“Cuando hay un caso detectado. Se hace el reporte y vas al médico. La unidad del salud da el reporte a la jurisdicción sanitaria, ésta solicita la intervención del hogar al área de vectores de la Secretaría de Salud estatal, y entonces, ellos llegan para hacer un rociado intradomiciliario. Se hace un cerco en esa manzana y se hace un rociado, que se llama espacial, éste se realiza afuera con camionetas que arrojan insecticida. Es una estrategia de contención”, explicó Isra Zamora sobre las operaciones en Guerrero, mismas que se repiten en otros estados.

Esta versión sobre las operaciones del Gobierno no coincide con la opinión de los pobladores, quienes acusan la existencia de un gran trecho entre el discurso de las autoridades, y el apoyo que dan en las comunidades más afectadas.

“Yo creo que fue ese el problema, que el Estado no lo atendió de manera adecuada. No hubo ninguna respuesta inmediata ni después de que el Gobierno hiciera campañas, donde se viera que estaban fumigando casa por casa. Yo al día siguiente de que me enfermé quise reportarlo a salubridad, pero se encontraba cerrada, y luego que pude, nunca vinieron”, enfatiza Javier Moreno Rodríguez, sobre el rol de las autoridades en uno de los municipios más afectados como es Tehuantepec, Oaxaca.

“He visto que cada 15 días que pasaban en una camioneta a fumigar las colonias. El problema es que sí es efectivo pero, por ejemplo, vivimos en una zona donde hay mucho monte, entonces, no hay mucha limpieza. Sólo pasan a perfumar vamos a decir”, agrega Claudio, de lo que sucede en Tuxtla.

El líder de la línea de investigación “Prevención y control de enfermedades transmitidas por vector” del Instituto Nacional de Salud Pública, Mario Henry Rodríguez López, desechó que fumigar sea una solución.

“La fumigación sólo mata a los mosquitos que están volando. Los que están guardados dentro de las casas, en los roperos, del closet, ahí no entra la fumigación. Entonces, sólo dura ese tiempo, porque el insecticida esta flotando en el aire, y cuando cae al suelo ya no sirve. Es algo muy costoso y la eficiencia pues masivamente tiene efecto sólo mientras no sale la siguiente camada de mosquitos”, dijo.

Mientras tanto, la Secretaría de Salud insiste en que las personas apoyen con tirar el agua limpia de los recipientes, que suelen ser usados por los mosquitos como criaderos, para que los insecticidas puedan ser más efectivos.

Las autoridades de salud consultadas por SinEmbargo reconocieron que, en el futuro cercano, la época de lluvia incidirá para que el número de infectados por chikungunya en el segundo semestre del año sea mayor que en el primero.

“Esa es la tendencia que vemos hoy. Siempre este tipo de enfermedades se acentúan cuando viene época de lluvia, pues la combinación del agua de lluvia y los objetos mencionados se convierte en criaderos”, finaliza Ruiz Matus.

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