Con el tiempo nuestro apetito por evolucionar fue mayor y nos olvidamos poco a poco de la Madre Tierra, arrancamos las flores para colocar planchas de concreto, cubrimos los ríos y los convertimos en autopistas, desplazamos a los animales y construimos casas, nos convertimos en los peores enemigos de quien nos dio todo una vez.
De pronto, sin darnos cuenta, llegamos a un punto en que dejamos de herir a la naturaleza para comenzar a herirnos a nosotros mismos, haciendo de las ciudades un sitio tóxico y peligroso capaz de terminar con nuestras vidas. Los números hablan: en 2010, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), las muertes causadas por la contaminación del aire en México fueron 14 mil 700 y miles de habitantes desarrollaron problemas de salud como pérdida de peso, debilitamiento de huesos, enfermedades cardíacas, además de desórdenes neurológicos y de tiroides.
En el territorio mexicano hay varias ciudades que por sus altos niveles de contaminación se convierten en una bomba de tiempo para los pobladores, es decir: ciudades que están matando a sus habitantes, como las que veremos a continuación.