En segundo lugar, los viejos autobuses que sirven como medio de transporte público son de propiedad privada y no están sujetos a reglamentos ecológicos; y en tercer lugar, las nuevas leyes de tráfico que entraron en vigor en diciembre el año 2015 redujo el límite de velocidad en las calles con el fin de reducir las emisiones, lo que de acuerdo con expertos, hacen que los vehículos consumen más combustible y empeoran el tráfico, lo que aumenta el volumen de las emisiones. COHA es una organización sin fines de lucro, con sede en Estados Unidos y que se ocupa de los intereses comunes del hemisferio para aumentar la visibilidad de los asuntos regionales.
La Ciudad de México es ampliamente considerada como una de las capitales más singulares del mundo. Desde los años de la fundación del pueblo de Los Mexicas y posterior conquista de Hernán Cortés, la ciudad comenzó a crecer de forma dramática en tamaño y población. Dicha ciudad está situada en medio del Valle de México, rodeada por dos volcanes a una altitud de 2 mil metros sobre el nivel del mar. La población general de la ciudad asciende a más de 8 millones, mientras que la población metropolitana es de más de 21 millones convirtiéndola en una de las ciudades más pobladas del mundo. Sin embargo, un incremento de población significa más tránsito y contaminación en el aire que no solo afecta a la población de la ciudad sino también daña su entorno.
LA CONTAMINACIÓN A FINALES DE LOS 80 Y PRINCIPIOS DE LOS 90
Una herramienta utilizada para medir la calidad del aire en la Ciudad de México es conocida como el Índice Metropolitano de la Calidad del Aire (IMECA), mide seis tipos de partículas nocivas suspendidas en el aire, incluido el dióxido de azufre, ozono, carbón, monóxido, óxido de nitrógeno, y partículas menores a 10 micrometros.
La escala del IMECA varía en un rango de 0 a 500 puntos. Cualquier medida entre el cero y los 100 puntos representa riesgos menores para la salud por polución del aire, 101 a 200 puntos IMECA representa una amenaza hacia los ciudadanos del área metropolitana, y cualquier cosa por encima de los 200 puntos plantea un problema extremadamente grave que puede resultar en severos problemas de salud y los ciudadanos son advertidos de quedarse en casa en todo momento.
La preocupación por la contaminación del aire se planteó por primera vez en 1987, cuando se informó que miles de pájaros caían muertos del cielo. Para el invierno de 1989 la situación empeoró, cuando se registraron 400 puntos IMECA. Se estimó que los puntos IMECA comenzaron a aumentar en un 41 por ciento entre 1990 y 1991.
La polución era tan grave que las Naciones Unidas declararon a la Ciudad de México la ciudad más contaminada del mundo a principios de 1990. Los planes de contingencia fueron declarados 12 veces en 1993, cuando la calidad del aire alcanzó más de 380 puntos IMECA. Lo que derivó en estrictas implementaciones de medidas ambientales. Desde 1997, los alcaldes de izquierda pusieron en marcha varios programas para reducir las emisiones nocivas mediante la modernización del sistema de transporte público y fomentar el uso de la bicicleta.
Como resultado, la calidad del aire en la Ciudad de México ha mejorado en años recientes. Por primera vez en 14 años, el Jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera ha puesto en marcha la contingencia ambiental y el programa “Hoy No Circula”.
FACTORES
Los hechos que contribuyen al problema de smog en la Ciudad de México son tanto artificiales como naturales. Debido a que la ciudad se sitúa a una altitud elevada, los niveles de oxígeno atmosférico causan una combustión incompleta de los motores, lo que incrementa las altas emisiones de partículas nocivas mencionadas. La intensa luz solar aumenta el impacto de estas emisiones, la neblina impide que el sol caliente la atmósfera lo suficiente como para penetrar la capa de inversión, que los científicos definen como la capa de la atmósfera la cual aumenta la temperatura con la altura que cubre la ciudad.
En otras palabras, el smog por lo general consigue quedarse atrapado en el valle que rodea la Ciudad de México y tiene dificultades para dispersarse en distintas áreas. Por otra parte, de acuerdo con el Índice de tránsito Tom Tom, la Ciudad de México se encuentra como una de las más congestionadas en el mundo, con un nivel de congestión del 59 por ciento, superando a Bangkok, Estambul, Río de Janeiro y Moscú.
El Reporte Nacional de Movilidad Urbana en México 2014-2015, estima que los automóviles generan el 18 por ciento de emisiones de dióxido de carbón dentro de la Ciudad de México. Hay un total de 5 millones de vehículos en la ciudad, donde la presencia de estos ha incrementado a un ritmo anual de 3.8 por ciento. La tasa de emisiones nocivas por vehículo depende de su edad. En general, cuanto mayor sea el vehículo, mayor serán los químicos que emita. Alrededor del 20 por ciento de la población utiliza el coche como su primer medio de transporte, mientras que el 60 por ciento usa microbuses, taxis, y combis, y un ocho por ciento, en trolebuses, metro y metrobuses. Finalmente el 2.4 por ciento prefiere la bicicleta y la motocicleta como medio de transporte.
SOLUCIONES
Es obvio para los ciudadanos de la Ciudad de México y el Valle de México que los esfuerzos que el gobierno ha hecho para resolver el problema del smog son pocos. El gobierno tiene que venir con ideas innovadoras que pueden reducir los niveles de emisiones tráfico y la circulación de los vehículos más antiguos.
Según el Instituto de Nueva York para Políticas de Transporte y Desarrollo, el Gobierno mexicano debe gastar su dinero sabiamente porque en la actualidad, tres cuartas partes de la inversión de transporte en las zonas urbanas se gasta en el mantenimiento y la expansión de carreteras. Aunque se han propuesto políticas ambientales para solucionar el problema, no hay garantía de que van a ser puestas en práctica. Por ejemplo, la comisión ambiental podría considerar la adición de mil kilómetros a la red de autobuses de tránsito rápido (BRT).
A pesar de que el Banco Mundial puede prestar 3 millones de pesos (170 millones de dólares) para las redes de transporte público en todo el país, incluyendo la extensión de una línea de BTR, el costo para el gobierno ascendería a un total de 40 mil millones de pesos (2.2 mil millones de dólares) al año, un número que ni el gobierno federal ni la ciudad pueden permitirse. Francisco Barnés, del Centro Mario Molina ha propuesto la ampliación de la red de BRT en las rutas más transitadas y la sustitución de los autobuses sucios con otros más limpios en las rutas menos populares. Aunque el aumento de los parquímetros y las tasas de congestión podrían sonar como buenas ideas, los viajeros y los propietarios de autobuses probablemente podrían resistirse a este tipo de reformas.
Durante los últimos años, las autoridades municipales han dado pasos importantes mediante la implementación de las recomendaciones formuladas por el Plan de Gestión de la Calidad del Aire con el fin de reducir las emisiones. Entre las recomendaciones fueron: la imposición de normas de control de emisiones más estrictas para los vehículos nuevos; la mejora de la calidad del combustible para introducir nuevas tecnologías de vehículos; la aplicación de un programa de verificación de vehículos estricta y técnicamente sofisticado para la inspección semestral de convertidores catalíticos; aumentar el uso del transporte público y la mejora de la calidad del servicio y la seguridad personal; la concesión de préstamos a bajo interés para la sustitución del tráfico; y la construcción de carreteras y otras infraestructuras de transporte.
El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) establece que el programa “Hoy No Circula” no será capaz de resolver el problema de las emisiones a largo plazo, ya que contribuye al crecimiento de las ventas de automóviles, en la que la gente compra un segundo coche para evitar completamente las restricciones . Por lo tanto, además de las sugerencias del Plan de Gestión de la Calidad del Aire, el IMCO recomienda que el Gobierno aumente la distribución de combustibles limpios en todo el país; actualizar las regulaciones tanto de autos ligeros y pesados; eliminar las barreras comerciales de los coches ecológicos; y aplicar multas de aglomeración en zonas de alto tráfico. El Centro Mario Molina también sugiere la adopción de políticas que restringen el uso del transporte privado.
Si bien todas estas propuestas son excelentes ideas para reducir las emisiones nocivas de la Ciudad de México, le toca a el gobierno hacer cumplir estas propuestas y promover la transparencia. Una medida adicional para abordar el problema es a través de la educación con respecto a las causas de la contaminación del aire. Esto permitiría a los ciudadanos contribuir a los esfuerzos del gobierno para hacer frente a las emisiones.
Como una de las ciudades más grandes y pobladas del mundo, la Ciudad de México debe tratar de cambiar su reputación. En general, es probable que la culpa por el retraso en la reducción de la contaminación atmosférica, sea la falta de cumplimiento del gobierno municipal. Como país que ha acordado reducir los gases de efecto invernadero en el 2015 en la Cumbre del Clima en París, México debe implementar mejores políticas contra las emisiones no sólo en su ciudad capital, sino también en el resto del país para mejorar la calidad de vida para el pueblo mexicano.
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