Lo anterior ocurrió en el marco de la inauguración de trabajos de pavimentación con concreto hidráulico de tres arterias de las colonias Lomas Tzompantle y Lomas de Ahuatlán, que llevó a cabo el presidente municipal de Cuernavaca, Manuel Martínez Garrigós, obras que benefician directamente a más de mil habitantes de la zona y que se desarrollaron gracias a las gestiones que se hicieron a nivel federal para atraer recursos del programa de pavimentación, del que durante años Cuernavaca estuvo excluido por falta de talento de quienes en ese entonces gobernaban.
Durante el evento, Armando González expuso que hoy fueron escuchados los habitantes de Lomas Tzompantle, “porque anteriormente solicitábamos obras a las autoridades y sólo archivaban todas nuestras demandas. El trámite para la pavimentación de nuestra calle llevaba más de dos años en los que peleábamos porque vinieran a pavimentar la arteria; afortunadamente, en este gobierno la realizaron con celeridad”, dijo.
A su vez, el jefe del gobierno capitalino destacó que su administración tiene la firme determinación de llevar obra pública a todos los rincones de la ciudad, a fin de que las generaciones presentes y futuras cuenten con una mejor calidad de vida.
Refirió que después de 10 años de permanecer fuera del programa federal de pavimentación, con el apoyo del diputado federal Francisco Moreno Merino y por gestiones de la propia presidencia municipal, se lograron bajar 18 millones de pesos que están siendo empleados en la mejora de las calles. “Quiero anunciar que para el año que viene se han gestionado 24 millones de pesos, recursos extraordinarios del Fondo de Pavimentación que harán realidad las obras públicas que se necesitan en la ciudad”, significó.
En este contexto abordó el tema de las obras de infraestructura que se ejecutan y que tanto necesitaba la capital, en particular dos de ellas como son la pavimentación de la avenida Morelos y el distribuidor vial Emiliano Zapata. Respecto al distribuidor vial, dijo que era una obra que tenía más de 4 décadas postergada “y era una necesidad prioritaria resolver el problema. Es una obra de la que deseo pedir su comprensión y su apoyo, porque la obra pública genera molestias, pero serán 60 ó 70 años de un beneficio permanente”, finalizó.
Fueron la calle Copal, la avenida Ahuatlán y la privada Mangos de las colonias Lomas Tzompantle y Lomas de Ahuatlán las que cambiaron su fisonomía al dejar de ser lodazales.