El presidente municipal es la figura pública más cercana, sobre todo en los municipios, donde la elección de autoridades no involucra a más de diez mil votantes. Hay que revisar algunos resultados recientes para advertir el impacto que a favor o en contra generan los candidatos a las alcaldías.
El precandidato a gobernador por el Partido Revolucionario Institucional, Amado Orihuela Trejo, fue presidente en 1994 electo presidente municipal en Mazatepec. Desde aquella elección, su instituto político no volvió a gobernar esa localidad; han estado aspirantes de diversas corrientes. Sin embargo, él ha obtenido votos suficientes para ser diputado federal en 2006 cuando para la presidencia municipal el PRD logró mil 213 votos; el PAN, 826, y el PRI, 613; y para ser local en 2009 cuando en el distrito VIII de Tetecala obtuvo 18 mil 600 votos, contra ocho mil 500 del PAN y siete mil 700 del PRD. En esa elección la presidencia municipal de Mazatepec fue para el PAN por una diferencia de 150 votos sobre el PRI.
En el 2006, en Morelos, Andrés Manuel López Obrador logró 100 mil votos más que Felipe Calderón; sin embargo, los candidatos a gobernador y senadores que consiguieron mayores sufragios fueron de Acción Nacional. El PRD en esas casillas fue la segunda fuerza. En cada casilla, en cada municipio, la distribución diferenciada de sufragios de un mismo elector tiene un origen singular.
Por ello, es que en cada proceso los métodos de “cacería de sufragios” son más complejos y atípicos. Esta elección será, según los especialistas, integrada por una mayor violencia verbal entre abanderados y organizaciones y con un alto contenido de denuncias legales y legítimas por diversos conceptos. Ejemplo de ello son los temas morales: a un diputado perredista las autoridades policíacas lo “descubrieron realizando prácticas sexuales en el interior de un vehículo” al inicio de la actual legislatura; al inicio de la presente semana, fue sorprendido en condiciones similares un colaborador de un aspirante a un puesto de elección popular. Por la fecha y el peso del candidato y de su partido, este tema es ya motivo de señalamientos por parte de sus adversarios electorales.
Esta perspectiva individualizada en torno a los métodos que deben utilizarse para incrementar los votos a favor más de un candidato que para una organización y proyecto, ha generado enfrentamientos al interior de las diversas organizaciones, en la etapa previa a la designación de candidatos a presidentes municipales y diputados locales que, según el calendario electoral, concluye con su registro ante la autoridad ciudadana el 15 de abril.
Las denostaciones que anuncian el nivel de “violencia verbal”, que se expresará durante la contienda constitucional, ya se iniciaron. El primer precandidato reconocido por su organización fue Amado Orihuela, del PRI; permaneció en silencio, en tanto lograban “el control de daños” al interior de su organización. Superada esa etapa, apareció ante los medios de comunicación en una “tradicional” rueda de prensa, y desde ahí “denunció” la complicidad entre el recién designado precandidato a gobernador por el PRD, Graco Ramírez, y el gobernador Marco Antonio Adame Castillo.
El abanderado perredista, advierte tener superada la etapa de “belicosidad” luego de que ésta fue una de sus características sobre todo ante los dos gobiernos estatales y federales anteriores.
En el Partido Acción Nacional están a la espera de quién será el candidato a gobernador entre Adrián Rivera, Alejandro Villarreal y Demetrio Román. Realizarán una convención con adherentes y militantes, que los tres aspirantes aseguran tener ganada. Para llegar a la etapa constitucional, todavía deben los partidos superar el proceso de selección de candidatos locales, que puede incrementar el divisionismo al interior de cada organización.
SE FRACTURAN LOS PARTIDOS.
El Partido de la Revolución Democrática ha logrado en tres ocasiones ser la primera fuerza electoral del estado. En uno de los resultados de 1988, en la elección federal, obtuvieron más votos en la elección presidencial, en las urnas de senadores fueron la segunda fuerza y en las de diputados federales lograron un “empate técnico con el PRI”, dos distritos federales para el PRI, dos para el PRD.
En 1997, obtuvieron el mayor número de sufragios en tres de los cuatro distritos federales electorales y en 2006 lograron triunfar en la elección presidencial y fueron la segunda fuerza en las cinco elecciones restantes, senadores, diputados federales, gobernador, Congreso local y presidencias municipales.
Esta organización ha caracterizado su historia por protagonizar conflictos internos que concluyen con el fracaso electoral continuo. En 1997 discutieron y “se arrebataron” un importante número de candidaturas. Graco Ramírez estaba involucrado en los señalamientos contra el general Jorge Carrillo Olea. Desde las zonas urbanas de la entidad, fundamentalmente Cuernavaca y Cuautla, a través de Causa Ciudadana que aquí tenía como representante al propio tabasqueño y en la heroica, a la maestra Carmen Genis, con aquella estructura construyeron su propia propuesta electoral. Fueron candidatos, entre otros, Fernando García Gómez, hermano de José Ramón, el primer “desaparecido político” del gobierno de Carlos Salinas de Gortari, entre otros. Otro grupo fue el de los impulsores del Frente Democrático Nacional, de 1988. Con líderes sociales como Juan Ignacio Suárez Huape, Julián Vences, Isaías Cano y otros también lograron impulsar un importante número de candidaturas para la elección de marzo.
Luego de obtener importantes alcaldías como Jiutepec, Cuautla y Jojutla y siete de los 18 distritos locales electorales, iniciaron la construcción de la propuesta para la elección federal; impulsaron en alianza con el Partido Civilista Morelense tres candidaturas, entre las que destacó la del actual secretario general del PRD, Anastasio Solís Leso, por el distrito con cabecera en Yautepec.
El grupo de Graco Ramírez no se involucró en la alianza con la organización local y envió como candidato a diputado federal por el primer distrito al empresario Raúl Iragorri Montoya. Fue éste el único distrito en el que el PRD logró una cantidad de sufragios inferior a la del candidato priista Alfonso Sandoval Camuñas. Los conflictos entre los dos grupos perredistas se incrementaron en los siguientes meses.
En mayo de 1998, el grupo de Graco Ramírez había aceptado que el gobernador sustituto de Jorge Carrillo Olea fuera el actual precandidato a senador por el PRD, Juan Salgado Brito.
El grupo que encabezaba Julián Vences rechazó esa posibilidad. El origen del conflicto según el propio Vences Camacho fue una denuncia que en su contra tenía el grupo del tabasqueño en los órganos disciplinarios del Comité Nacional del PRD. Por ello, la propuesta no progresó al interior del Congreso. Una semana después rindió protesta como gobernador Jorge Morales Barud, con la aprobación de 27 de los 30 legisladores locales.
En el 2000, los perredistas prolongaron al límite el registro de sus candidaturas. El grupo de Graco Ramírez logró que el abanderado fuera el empresario Raúl Iragorri Montoya; el grupo contrario cuestionó: “Es el único abanderado de 1997 que quedó al margen y tiene pocos años de militancia”. Esto provocó que incluso el dirigente estatal Julián Vences anunciara su intención de buscar la candidatura que encabezó en 1994.
En los ajustes posteriores a la designación de candidatos, se determinó que el abanderado a la presidencia municipal de Cuernavaca fuera Ricardo Dorantes San Martín, un ex priista nativo de la capital del estado, sobre la determinación del grupo de Ramírez Garrido de impulsar a Ana Lilia Cepeda, quien posteriormente se integró al gobierno del Distrito Federal.
Estas diferencias al interior, integradas a las condiciones bajo las cuales desarrollaron la campaña constitucional a nivel local y nacional, provocaron que 36 meses después de ser la primera fuerza estatal, se convirtieran en la tercera y no lograran triunfos importantes.
1997: INICIAN CRISIS EN EL PRI
Los conflictos internos en el Partido Revolucionario Institucional hicieron crisis en 1997. Los cambios constantes de dirigente estatal así como el impulso de candidaturas desde dos estructuras, una integrada desde la Secretaría de Gobierno, de Guillermo Malo Velasco, y la otra desde el Comité Estatal del PRI, encabezado por Juan Salgado, provocaron la “pulverización” del voto priista tradicional.
Cuernavaca es un ejemplo. Ana Laura Ortega fue candidata del PRI, el ex priista Jorge Pérez Bello fue candidato del PRD y el ex priista Alejandro Mojica Toledo fue candidato del PCM; el resultado fue PAN 37 mil 517, PRI 37 mil 117, PRD 25 mil 562, PCM 6 mil 545. El triunfo fue para Sergio Estrada, por la diferencia de 400 votos. Los conflictos entre priistas se incrementaron tras la derrota electoral y la solicitud de licencia de Jorge Carrillo Olea.
En el 2000, realizaron una consulta interna para determinar quién sería su candidato a gobernador; logró mayores simpatías Juan Salgado. No se realizó una “operación cicatriz” con el grupo de Rodolfo Becerril; un importante número de sus simpatizantes determinó apoyar otras causas. En la constitucional, el PAN logró una ventaja de dos a uno sobre el PRI. Arribaron al nuevo siglo con un diputado federal, Maricela Sánchez, y un senador, David Jiménez González.
En 2003 y 2006, continuaron los conflictos internos. En 2009, eran la tercera fuerza y desde ahí lograron integrar un grupo de abanderados que pudo realizar una campaña que logró atraer el mayor número de sufragios de indecisos y de indignados con el gobierno panista que en 2008 enfrentó y reprimió la inconformidad de los maestros sindicalizados, contra un proyecto educativo federal. Se convirtieron en la primera fuerza.
En 2010, reiniciaron los conflictos internos cuando tuvieron que determinar cómo sustituirían a la dirigencia de su partido y luego quién sería el nuevo presidente del Comité Directivo Estatal. Concluyeron el 2011 con 12 aspirantes a la gubernatura. Fue hasta el 20 de enero cuando el Comité Ejecutivo Nacional informó: “Los aspirantes a la candidatura del PRI al gobierno de Morelos acordaron hoy sumarse en un proyecto de unidad para impulsar a José Amado Orihuela Trejo como abanderado del Partido en esa entidad federativa”.
“Los aspirantes manifestaron su acuerdo para construir una candidatura de unidad en torno a la persona de Amado Orihuela Trejo, ex presidente del Comité Directivo Estatal.
El presidente del CEN del PRI, senador Pedro Joaquín Coldwell, reconoció la trayectoria y altura política de los aspirantes, quienes, dijo, han privilegiado al Partido y a Morelos por sobre cualquier otro interés”.
“Señaló que es con la unidad del Partido y su militancia que nos alzaremos con el triunfo en Morelos, con Amado Orihuela como candidato a gobernador, las fórmulas al senado, las diputaciones locales y federales, el triunfo en las alcaldías y el triunfo de nuestro candidato a la presidencia Enrique Peña Nieto”.
Este comunicado provocó que se “desbordaran” los señalamientos entre priistas. Los seguidores de Manuel Martínez Garrigós bloquearon el edificio de la organización, en una madrugada llegó un grupo de golpeadores a agredir a los “quejosos”, se levantó el plantón, reconocieron la nominación del diputado local y el ex edil fue designado dirigente estatal de ese partido.
Con esa estructura deberán construir las propuestas de candidatos a presidentes municipales y diputados locales. Existen tres estructuras interesadas en designar candidatos: la del candidato a gobernador, la dirigencia estatal que impulsó la candidatura de Georgina Bandera como candidata a diputada federal y los seguidores del grupo de Maricela Sánchez Cortés, que ya incluyó a Guillermo del Valle en la fórmula de senadores. A éstos se suman los que siendo priistas morelenses cuentan con el apoyo de los grupos priistas nacionales.
Jorge Meade Ocaranza fue candidato a senador en el 2000; luego de aquella derrota, se integró al Comité Ejecutivo Nacional y se desempeñó como delegado especial en varios estados, entre los que destaca Durango, desde donde el líder obrero José Ramírez Gomero mantiene “acuerdos” con priistas de diversas entidades; es de los priistas que han estado fuera del territorio estatal y así han incrementado sus relaciones con la estructura nacional.
Para “mantener la unidad”, la presidencia del PRI que encabeza Manuel Martínez deberá incluir a la mayoría de los 12 “aspirantes” en cualquier posición. La más intensa será la alcaldía de Cuernavaca que hoy buscan Jorge Morales Barud, Jorge Meade Ocaranza, Fernando Martínez Cue y Víctor Saucedo Perdomo, entre otros, cada uno con “apoyos” diferentes. La solución tendrá exigencias similares a las que se expresaron cuando se anunció la “candidatura de unidad” del aspirante a gobernador.
PRIMER CONFLICTO DEL PAN.
Desde su fundación, el Partido Acción Nacional ha proyectado y construido un esquema de formación de sus militantes y una relación con sus adherentes y simpatizantes basadas en la disciplina y el respeto. Su historia advierte que saben “lavar la ropa sucia en casa”. En 2003, el actual candidato a diputado federal, Jesús Antonio Tallabs, se enfrentó con Adrián Rivera para buscar la candidatura a la presidencia municipal de Cuernavaca; fue nombrado funcionario estatal y así concluyó el conflicto.
Hoy realizan el proceso interno de selección de candidato a gobernador, a diferencia de tiempos anteriores y cuando concluye su segunda gestión estatal. Tres son los aspirantes a esa nominación: el senador Adrián Rivera; el ex secretario de Programación y Finanzas, Alejandro Villarreal, y el ex secretario de Obras Públicas, Demetrio Román Isidoro, cada uno con un origen y apoyo distintos.
Adrián Rivera fue dirigente estatal del PAN desde 1996 hasta el inicio de la administración de Sergio Estrada, ha sido diputado local y federal por la vía plurinominal, fue presidente municipal de Cuernavaca y es senador por Morelos. Durante su gestión al frente de su organización, incrementó el número de comités municipales integrados y fue cuando se integraron la mayoría de los militantes que hoy integran esa organización en toda la entidad.
Demetrio Román Isidoro fue presidente municipal de Jiutepec y diputado federal, posteriormente se integró al gabinete estatal; cuenta con simpatías de panistas y de electores vinculados a las diversas responsabilidades públicas que ha desempeñado. Alejandro Villarreal Gasca fue funcionario en Cuernavaca durante el gobierno de Sergio Estrada; con él se fue al gobierno estatal, fue designado responsable de las finanzas públicas en el gobierno anterior y permaneció en esa responsabilidad hasta que presentó su renuncia para realizar actividades de proselitismo entre los militantes del PAN, organización de la que es simpatizante. Cuenta con el apoyo del ex gobernador Sergio Estrada.
A la reunión en la que expresó su intención de ser abanderado de su partido acudió la presidenta del Sistema DIF, Mayela Alemán de Adame. Ya concluido el proceso de selección de candidato presidencial, enfrentan en un “singular escenario” la realización del proceso para designar candidato a gobernador.
Luego del resultado electoral del 2006, el Partido Acción Nacional se fracturó. Tras la determinación de “heredar” la costumbre priista de perseguir al antecesor, desde alguna oficina de Palacio de Gobierno se tomó la decisión de que en la Contraloría que encabezó Patricia Mariscal, hermana de la diputada y ex secretaria de Hacienda, Claudia Mariscal, se iniciaran revisiones a las gestiones de diversos funcionarios. A las pocas semanas, desde la oficina de Comunicación Política e Imagen Gubernamental de Javier López Sánchez, se informó en los medios de comunicación que existían sospechas sobre desvíos de recursos en dos áreas, en el Seguro Popular, administrado por la Secretaría de Salud, y en la adquisición de un equipo de comunicaciones que se autorizó desde la oficina de Alfonso Pedroza.
Al margen de los resultados y las determinaciones legales y administrativas, esos temas fueron considerados en los medios de comunicación como de responsabilidad directa del ex gobernador Sergio Estrada. En 2009, éste anunció su renuncia al PAN y su apoyo a los candidatos priistas. Esto sigue siendo considerado uno de los detonantes de la derrota de aquel año, en donde influyeron diversos factores, entre los que destaca el propio desgaste de un partido luego de una década de gobernar.
La fractura de la actual administración persiste al interior del PAN. Los propios militantes de esa organización advierten que Alejandro Villarreal es el candidato que cuenta con la simpatía del mandatario estatal y a quien pretenden vincular con el proyecto de Josefina Vázquez Mota. En este espacio ubican también a Demetrio Román.
Adrián Rivera va por su propia cuenta y tiene apoyos nacionales. Rivera Pérez era líder estatal de su partido cuando el gobernador Marco Adame fue incluido en la lista plurinominal de diputados federales de 1997. En aquella época Felipe Calderón era presidente del Comité Nacional del PAN. El actual presidente y el aspirante a la candidatura de gobernador fueron diputados federales 2000-2003. En 2006, uno fue candidato a presidente y el otro a senador.
Serán los militantes y adherentes quienes determinen quién representará su proyecto. En el 2000, una intervención del entonces candidato a gobernador, Sergio Estrada, dicen que fue suficiente para determinar quién sería el candidato a alcalde de Cuernavaca. Los panistas prefirieron a José Raúl Hernández Ávila sobre Fernando Martínez Cué; en las urnas logró más sufragios el candidato a diputado federal sobre el alcalde.
LOS QUÍMICAMENTE PUROS
Las limitaciones para avanzar en la democracia las han impuesto en los últimos años todos los partidos políticos que reprimieron las reformas tendientes a una participación directa de los ciudadanos en los procesos electorales, a través de candidaturas abiertas, de impulsar las figuras del plebiscito, el referéndum, la consulta ciudadana y la revocación de mandato.
Esas mismas “representaciones” exigen desde cada uno de sus partidos que sean postuladas a los puestos de elección popular. Los “verdaderos militantes” rechazan la expresión ciudadana “Estamos hasta la madre” que un grupo de indignados por la inseguridad que enfrentan los habitantes del territorio nacional hizo suya para externar su inconformidad contra una decisión que fue impuesta desde un gobierno que surgió del sistema de partidos que improvisadamente se construyó durante los últimos años y que adolece de una “ley de partidos”, que les recupere a estas organizaciones su calidad de institutos políticos de interés público.
Los ciudadanos mexicanos hoy están impedidos para ser votados pese a que es un derecho que les consagra la Constitución; no pueden ser votados porque sólo a través de un partido se puede ser candidato y en los partidos con posibilidades de triunfo en las urnas sólo se aceptan candidatos “fieles a la ideología de la organización”.
En 1997, de manera “civilizada”, los electores determinaron avanzar construyendo un gobierno con orígenes políticos diferentes. Desapareció la representación popular de un solo partido, reintegraron congresos plurales. A esos congresos la sociedad les ha reclamado la ampliación de los derechos ciudadanos. Los candidatos “químicamente puros” pueden representar la defensa y la promoción de la ideología de una organización.
Ante la imposibilidad de llamar a cuentas de manera directa a representantes populares, los electores que revisan y emiten un sufragio partiendo de la revisión de capacidades, trayectorias, militancias y capacidad de cumplir compromisos, poco les ocupa que un candidato sea o no “químicamente puro”, y esa “pureza” se convierte en un excluyente de la participación ciudadana y será rechazada por los electores.
Desde la óptica de los electores, que votan y que no han definido su voto, existe una razón de peso para no apoyar a un “químicamente puro” de ninguno de los tres partidos grandes. Según ellos, los priistas son muy corruptos, los panistas no quieren aprender a hacer las cosas o no saben y los perredistas son muy revoltosos y sólo viven para la confrontación.
Cualquier pretexto, como no recordar libros, no conocer el monto del salario mínimo o actitudes de desprecio y de confrontación, provoca la disminución en la intención del voto de los indecisos. Por ello, deben construirse propuestas de candidaturas para alcaldes y diputados locales de todos los partidos, partiendo del principio de liderazgo y eficiencia que proyectan quienes aspiran a ser nominados, con la aceptación de que deberán aceptar la ideología de la organización y provocar la inclusión de simpatías en el proceso de campaña y durante la gestión.
La pureza o impureza de la militancia es un ingrediente a considerar; no debe ser un factor determinante. Las candidaturas más cercanas, las locales, son para ejercerlas a favor de todos los votantes. Esa condición no se revisa desde la óptica de los “químicamente puros”, los partidos pueden fracturarse con “tanta pureza”.