Flores Ruiz, alcalde de Cuernavaca en el sexenio rivapalacista, representa una de las escalas de corrupción más altas que alcanzó ese partido mientras estuvo en el poder y es una de las causas por las que la población decidió la alternancia y los condenó a doce años de ostracismo.
Flores Ruiz fue parte de la camarilla que gobernó Morelos en el sexenio que va de 1988 al 92, que se caracterizó por la entrega de los recursos públicos a las empresas propiedad de los hijos de los principales funcionarios (a los que la población bautizó como “los papayos”) que saquearon además todas las dependencias con las que tuvieron contacto.
El éxito del Partido Acción Nacional en las elecciones en las que llegó a gobernar Cuernavaca y luego todo el estado se basaron en el rechazo de la población a las acciones de Flores Ruiz y otros acusados de corrupción que nunca fueron juzgados, ni siquiera acusados, por la complicidad de sus compañeros de partido.
Su reaparición como candidato marca otro escalón en el intento por dar vigencia otra vez al rivapalacismo , lo que finalmente parece se decidirá en las urnas.