El ex candidato a la presidencia de Cuernavaca por el Partido Acción Nacional (PAN) en la pasada elección, conducía acompañado de familia y amigos rumbo a un rancho en Puente de Ixtla de la actual delegada del Trabajo (no conocemos su nombre, por cierto) y adelante y atrás iban otros autos con personas, de manera cercana los vehículos. En Alpuyeca, no sabemos exactamente dónde, pero es una vía corta de la caseta de la federal al crucero para tomar la libre a Puente de Ixtla, estaba ubicado un retén, un tanto extraño, con personal armado que los detenía. Era después del mediodía, poco antes de la comida, a pleno rayo del sol sureño que de veras quema.
El retén bajó a todos, no revisó qué llevaban, el que se puso rejego lo cachearon y dieron una que otra patada, y en un santiamén se llevaron seis vehículos y dejaron parados a los conductores y acompañantes. No apareció nadie. Eran civiles, se trataba de un grupo organizado de delincuentes, que en caravana hacían de las suyas y si tuvieron los tamaños de instalar su propio retén, las preguntas obligadas aparecen por todos lados: ¿Y las policías federales que siempre hacen guardia ahí? ¿Y los militares? ¿Y los municipales? Nadie, nadie, nada de nada. Morelos Seguro.
Tremendo susto para, entre otros, José de los Ríos, que dicen será el siguiente secretario de Desarrollo Económico con Graco Ramírez, sí, el mismo que impulsaba y llevó a mal puerto el Club de Golf de Tepoztlán como aliado de Jorge Carrillo Olea (coincidencias tan extrañas de la vida/ tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio/ y coincidir, dirían los Mexicanto). Fueron seis los vehículos que se robaron con cuanto llevaran dentro, por fortuna no hubo víctimas humanas.
Lo que le sucedió nos puede pasar a cualquiera que gustamos de darle vueltas a nuestro pequeño estado y presumir a la familia de nuestra belleza y grandeza. Un servidor lo hace seguido y sirve como guía turístico y de historia elemental, gastronómico empedernido, buscando heredarlo a los que nos siguen. Que le encontremos el gusto a la riqueza cultural de esta pródiga tierra. Ya está para pensarlo más de tres veces. No será fácil. Enviamos a estas víctimas de un modo operativo altamente impune un abrazo solidario y pedimos porque las fuerzas policiales y militares hagan lo que les corresponde, porque los otros, a los que deben combatir, están en lo suyo y se dejan notar, a la luz del día y suponemos que llevan hasta sus conos anaranjados como los retenes oficiales.
Cambio de Estafeta
No quisiéramos ligar la nota anterior a esta, pero no tenía mucho tiempo en el mando de la Vigésima Cuarta Zona Militar el general Sergio García Vera y ya fue trasladado al Estado de Nayarit. En su lugar está el general Edgar Luis Villegas Meléndez, cuyo cargo anterior era de subjefe del Estado Mayor de la Secretaría de la Defensa. Si en los días siguientes se mueven piezas en la Policía Federal Preventiva no serán casualidades. La otra, que el inminente gobernador Graco Ramírez Garrido Abreu, tiene influencia en la cúpula militar y comienza a operar.
A propósito, su gesto de preocupación de los últimos días, cambió en el puerto de Acapulco que sonriente al lado de Miguel Ángel Mancera, su homólogo en la ciudad de México, lanzaba sonrisas a diestra y siniestra.
Se conocen bien
Vieja, la relación de Enrique Peña Nieto y Jorge Morales Barud, data de cuando el futuro presidente de México era secretario particular de Arturo Montiel, que coincidió con Morales como gobernadores de Morelos y el Estado de México. El trato del ixtleco siempre fue de amistad y buen trato con el joven Peña. Nunca perdieron el contacto, lo que nos indica que a Cuernavaca podría irle mejor por esa antigua cercanía. En una palabra, son cuates y se hablan “de tú”. Como que se comienza a entender muchas cosas. Por ello lo sentaron donde lo sentaron, den por hecho que fue una instrucción de Enrique Peña Nieto. En política y menos en la que practican los priistas, no hay ninguna casualidad. Ahí son precisos, más si de imágenes o envío de señales se trata.