Por la constante migración desde otras entidades, el número de colonias indígenas aumenta en la entidad.

La población indígena en Morelos supera las 54 mil personas y el número aumenta debido a la constante migración desde otras entidades; alrededor del 90 por ciento de los indígenas -quienes están presentes en todos los municipios- se encuentran en condiciones de alta marginalidad.

Carlos Anselmo Odriozola Peralta, encargado de la oficina del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) refirió que de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), en el estado hay aproximadamente 54 mil indígenas, pero podrían llegar a 60 mil o más, porque cada vez llegan más a Morelos y se asientan en diferentes localidades.

El pueblo predominante es náhuatl, pero hay otros como el tlapaneco y el mixteco, que vienen de Guerrero, de Hidalgo y Oaxaca. Refirió que es notorio este fenómeno en el municipio de Ayala, donde ya hay colonias grandes de indígenas.

“Lamentablemente, como son migrantes, las circunstancias en las que viven son de marginación total, es decir de alta marginación, o muy alta, de acuerdo con las calificaciones del Consejo Nacional de Población. En Jiutepec, por ejemplo, no aparece en los decretos oficiales una localidad originaria, pero en la colonia Los Pinos, donde se da mucho la agricultura, hay mucho migrante que ahí trabaja, que son de Guerrero, de Chiapas, que vienen para buscarse el pan”, abundó.

El funcionario federal estimó que, de la población indígena asentada en Morelos, entre el 80 y el 90 por ciento está en alta marginalidad.

Desatacó que su condición se complica porque antes se dedicaban a la agricultura, pero cada vez hay menos agua y los cultivos de temporal resultan de alto riesgo por las posibles pérdidas.

Por lo tanto, la actividad preponderante es la artesanía, la cual venden a bajos precios en relación con el valor cultural que tienen y el gran trabajo que implica cada pieza.

La mayoría de los productores indígenas de Hueyapan salen de su comunidad a vender en los mercados los sábados y domingos, pero por la distancia, gastan en transporte y los ingresos que les quedan son pocos.

Odriozola Peralta destacó la necesidad de retomar el valor cultural y económico de los productos que realizan los artesanos.

Informó que el INPI tiene varios programas, algunos orientados a impulsar proyectos productivos, otros para la conservación de festividades, con la entrega de algunos apoyos económicos, pero se requiere que la población revalore las aportaciones de los pueblos originarios.

De ahí la importancia de actividades como la Expo de Arte Indígena contemporáneo, que se llevó a cabo recientemente (el 24 y 25 de agosto) en el Museo Morelense de Arte Contemporáneo Juan Soriano.

Estas acciones dijo- contribuyen a que se revalore, se enaltezca la cultura y sus expresiones en artesanías; se trata de promover la conservación al hacerla llegar a la gente, especialmente a las nuevas generaciones.

En dicha exposición, convocada por el INPI, hubo presencia de todas las localidades indígenas que, conforme a los decretos sobre pueblos originarios, hay 168 en el estado, además de las que ya se han convertido en municipios.  

Los artesanos pudieron exponer sus productos y artesanías; hubo talleres para niños, participó el mariachi universal de Tetelcingo (que canta en español y en náhuatl) y se hicieron proyecciones de la Facultad de Ciencias Biológicas de Universidad Autónoma del Estado de Morelos.

Estos últimos trabajos, son documentales, uno de ellos realizado en Coatlán del Río sobre serpientes, la cosmovisión del pueblo sobre estos reptiles, sus costumbres e incluso mitos.  Muestra entre otros, el testimonio de una mujer, que corta la cabeza a las serpientes y las pone en frascos con una preparación que luego su esposo se bebe, porque supuestamente es un remedio para la diabetes, pero anota que el marido sigue con la enfermedad. “Nos enseña que no todo es como lo pintan”, acotó. El segundo material es sobre la problemática del agua.

El representante del INPI consideró que se cumplió con el propósito de que la conmemoración para las comunidades indígenas fuera para mostrar su arte, conservar sus tradiciones, traspasar sus conocimientos en cuanto a la naturaleza, el arte e incluso que se beneficiaran económicamente.

Apuntó que en virtud de que la Organización de la Naciones Unidas proclamó este año como el de la lengua indígena, también se promovió que los recorridos por los talleres y la exposición se desarrollara de manera bilingüe.

Los artesanos, hicieron en el lugar diversas piezas, lo que dio oportunidad para tomar conciencia sobre la complejidad de su elaboración, su destreza, y por ello revalorar su producto.

Uno de ellos estuvo en el museo pintando “carcazas”, protectores de teléfonos celulares con paisajes y figuras típicas, a mano. El precio era de 500 pesos y para algunos, primero les resultada caro, pero al ver el esfuerzo y la calidad que implica cada una de las piezas, lo reconsideraron y le compraron.

Situaciones similares ocurrieron con indígenas que elaboran cestería, cartonería, piezas de barro sin moldes y cuexcomates, entre otras cosas.

Tras dicha experiencia, los asistentes y los artesanos pidieron al INPI que se lleven a cabo actividades como esta no sólo para conmemorar el día de los pueblos originarios, sino en diferentes fechas.

Confió en que sea factible cumplir dicha solicitud, en la que el instituto, además de encargarse de la transportación, cubrió otros aspectos como la alimentación y el hospedaje.

Odriozola Peralta llamó a lo ciudadanía a estar atenta para apoyar este tipo de actividades y de manera permanente a los pueblos indígenas, para fortalecer el orgullo por nuestra cultura y preservarla.