Sociedad
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Escribir para sanar heridas

TXT Daniel Zetina
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Hace dos semanas hablé sobre escritura y depresión y una lectora me sugirió este nuevo tema, que está muy relacionado con el anterior. Las emociones que se desbordan a veces dan mucho para escribir, pero cuando uno ejercita la literatura también se dan cambios en la vida personal. Y uno, antes que escritor, es una persona que vive en sociedad, va a la tienda, comparte espacios, camina en la calle, sube fotos bobas en Facebook.

“Yo escribo, yo sano”, podría ser una frase de superación personal exitosa. Pero más que eso, es una ¿triste?, ¿alegre? realidad. Se me ocurren algunas variables: “Escribo, ergo, sano mis heridas”, “Escribo para sanar, sano para escribir”, etcétera (me encanta esta palabra cuando la escribimos completa y no cuando la abreviamos). Hasta podría escribir una canción tipo Ricardo Arjona y me han dado ganas para ver si con eso gano unas buenas regalías. Pero no lo voy a hacer.

Mejor les cuento mis reflexiones al respecto. Hace como diez años asistí como funcionario del gobierno a un taller que se titulaba algo así como “Poesía sanadora” o “Poesía que sana”, de una poeta de Estados Unidos de América. Fue en Cuernavaca y representó una de las más extrañas experiencias que he vivido. En especial por tres razones: a) la poeta-tallerista estaba realmente convencida de que la poesía curaba cualquier enfermedad, incluidos el cáncer y el sida; b) la gente que la seguía creía lo mismo que ella; y c) yo no sabía nada de inglés en ese entonces. La poeta no hablaba español.

¿Puede la poesía curar cualquier dolencia? Aún lo ignoro. ¿Sirve la literatura para curar algo en el cuerpo de las personas? Creo que sí. Pero solo si lo delimita uno a lo que escribe. Es decir, estoy convencido de que la literatura —que ha estado presente veinticinco años de mi vida— puede ayudarme a trabajar temas pendientes o ser un elemento dentro de un proceso de sanación o crecimiento personal o permitirme hacer catarsis por lo menos… pero solo cuando lo ejerzo, no de otro modo.

De chicos jugábamos a la bibliomancia —la práctica de que un libro, cualquiera, ayude a la adivinación de futuro de una persona— pero eso más que una práctica terapéutica me parece un juego, un divertimiento de bibliófilos nerds relegados. Hay otros similares.

Otra cosa fue comprender que la literatura leída servía para reflejarse en las historias, vivencias, anécdotas o fantasías de otras personas y eso también ayuda para tratar de resolver problemas, pero sobre todo en cuanto la literatura misma fomenta el pensamiento crítico, en especial cuando se conecta uno con el texto y a partir de él reflexiona y eso ayuda a resolver temas pendientes.

No puedo afirmar hasta ahora que ninguna técnica de escritura sirva para sanar nada directamente. Y lo digo, a pesar de que he dado talleres de creación durante más de quince años en muchos lugares. No pretendo engañar a nadie y no prometo algo parecido en mis sesiones.

Yo he sanado mis heridas, sí, pero estoy hablando de un trabajo constante de más de dos décadas de práctica del arte de escribir y publicar. A mí sí me ha ayudado, pero el verbo ayudar es confuso, porque nunca lo hice por ayudarme, sino, digamos, por vivir simplemente, porque, como lo he dicho ya antes, a veces es difícil distinguir entre el escritor y la persona en uno mismo.

Pero tampoco seamos ingenuos. Y aquí otra frase matona: “Yo escribo, yo ayudo a reflexionar”. En esto hay más referentes y valores para comentar: si he vendido hasta ahora unos diez mil ejemplares de mis libros publicados y he recibido ya miles de comentarios de lo más variado; si me he enfrentado a cientos de públicos en vivo —en especial aquellos que compran o leen mis libros— y siempre he recibido preguntas o retos interesantes; si lo que he escrito representa para alguien una historia o una idea inspiradora, entonces no puedo negarme a ello. Creo que sí he escrito algo que puede ayudarle a alguien a sanar su propia herida, en la medida en que ha decidido que así suceda o que ha sido sorprendido por mis propias obsesiones, que cuando menos, trato de escribir de forma honesta, o cuando se refleja en ellas como  en un espejo.

Queridos lectores, una vez más, gracias.

 

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@DanieloZetina

 

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