Sociedad
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Taxistas del ALM sufren por la falta de pasajeros


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Costos del servicio disminuyen ante la escasa demanda, admiten.

En el primer andén del mercado Adolfo López Mateos lucen largas filas de taxis en espera de conseguir pasaje, pero el servicio cada día va a la baja. Desde las siete de la mañana los trabajadores del volante llegan a buscar lugar, pero la mayoría no logra sacar ni lo de la cuenta.  

Juan es chofer de taxi desde el 2006 y afirma que la situación económica es crítica, como no se había visto en otros años. Pese a vivir este escenario, asegura que no dejará de trabajar pues tiene la responsabilidad de mantener a sus dos hijas, de tres y seis años.  

 - ¿A dónde la llevo, amiga? Preguntan los choferes.

-Hábleme fuerte, solo dígame su dirección, dice el conductor de atrás con dificultad para escuchar.

En esta larga fila los taxistas pelean el pasaje porque desde hace un mes no encuentran una salida tras la contingencia sanitaria causada por el coronavirus.

Juan afirma que este sector enfrenta una crisis económica y la gente se aprovecha de la desesperación de los taxistas, y piden tarifas más bajas, cuando la mínima es de 35 pesos, o se van por el servicio de Uber, porque es más económico.

Como ejemplo, dice, un viaje del mercado más grande del estado a la colonia Villa Santiago -al norte de la ciudad- se cobra a 80 pesos y todavía la gente pide rebajas de hasta 30 pesos.

“Muchos para no estar estacionados tanto tiempo tomamos el servicio por 30 pesos, pero después tardamos hasta cuatro horas para encontrar pasaje. Hace rato llevé a unas personas a La Estación y de regresó no agarré pasaje, mejor me vine a plantar otra vez aquí”, cuenta Juan.

Hasta hace unos meses en un día podía juntar hasta 750 pesos, de ahí descontaba la cuenta y la gasolina, y libres para él quedaban alrededor de 250 pesos. Hoy gana máximo 100 pesos.  

Juan trabaja todos los días, así que su semana sale con 700 pesos, los cuales entrega a su esposa para que administre los gastos y compre la comida, porque antes de salir a trabajar desayuna en casa y espera a llegar para poder comer-cenar.

Tiene dos hijas mayores de edad, una de las cuales trabaja y apoya con los gastos de la casa pero, a decir de Juan, no alcanza, pues su sueldo es poco y se deben pagar servicios.

-Entonces, ¿no tiene miedo de un contagio?

No, aunque creo que estamos contagiados pero de tantas noticias que pasan en la televisión, y si lo tuviera no puedo dejar el trabajo porque no tengo otros ingresos.

 

 

 

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Antonella Ladino

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