Las disposiciones de salud por el covid los dejan en desventaja ante los restaurantes, porque solo pueden ofrecer comida para llevar; los dueños de esos negocios se sienten discriminados.
Los negocios de comida rápida ubicados en las plazas comerciales de Cuernavaca están en peligro de quebrar debido a que -a diferencia de los restaurantes- sus clientes no pueden ingerir los alimentos en la zona de venta ni en las mesas de uso común. Solo pueden ofrecer servicio para llevar y entregas a domicilio, pero las empresas repartidoras, como Uber Eats y Fast Food, cobran hasta el 30 por ciento del costo total, lo que hace incosteable la operación de estas empresas.
Propietarios de los negocios afectados denunciaron que son gravemente discriminados por las autoridades sanitarias, ya que con semáforo amarillo a los restaurantes se les permite ocupar hasta el 30 por ciento de sus mesas, lo cual se les niega a los negocios de comida rápida, que disponen de amplias zonas de uso común en las que se podrían aplicar las medidas de distancia necesarias.
Eso ha reducido drásticamente sus ingresos, a pesar de lo cual deben afrontar el pago de la renta y de los servicios que utilizan, además de que deben cumplir con el horario de las plazas comerciales en las que se encuentran, por lo que solo pueden abrir a las once de la mañana y cerrar a las seis de la tarde, lo que castiga aún más el negocio.
Propietarios afectados por las medidas sanitarias dijeron que un restaurante no puede estar más ventilado que la zona común de comida rápida, pues es lo suficientemente amplia. También afirmaron que si las plazas no colaboran más con sus locatarios de “fast food”, como se conoce a esas áreas, los negocios del ramo corren peligro de desaparecer si el semáforo verde no llega pronto.
Hicieron un llamado a las autoridades de Salud y a las de Economía para que intervengan y salven a estas empresas y a los empleos que ofrecen, y que -dijeron- no son pocos.