Por esa decisión ha recibido malos comentarios.
Alejandro -quien trabaja como chofer de taxi desde hace un año- es otro más del gremio que por la emergencia sanitaria tomó la decisión de negar el servicio a personas que no llevan puesto el cubrebocas, pues considera que lo más importante es su salud y la de su familia.
Reconoce que esa determinación afecta sus ingresos económicos, porque al día con mucho esfuerzo realiza entre seis y siete viajes, trabajando de seis de la mañana a seis de la tarde, con algunas horas de descanso.
Asegura que sus ingresos son de entre 250 y 500 pesos, pero de este total descuenta 100 pesos para la cuenta a su patrón y otro tanto para el combustible.
Contó que por su decisión de no llevar a los clientes sin tapabocas ha recibido malos comentarios como: “tienes trabajo gracias a nosotros” y “así no tendrás dinero”. Sin embargo, señaló que prefiere dejar pasar unos viajes para no contagiarse con el virus y luego infectar a su familia.
“Yo lo hago por salud, porque en la casa me espera mi familia y no estaría bien que yo llegue con la enfermedad”.
En lo que respecta a su trabajo como chofer de taxi, afirmó que la pandemia lo ha afectado porque la gente desconfía de los taxistas y, aunque hay muchas personas en las calles, la mayoría sale en vehículo particular.
Agradece que hasta la fecha ningún integrante de su familia se haya contagiado con covid-19, pero sí conoce personas que se infectaron. Por eso, en cuanto se baja un pasajero desinfecta los asientos, para garantía de él y de su clientela