Hoy le "paso corriente", cuate lector, sobre estos a los que su "primera pluma" considera unos auténticos y verdaderos "pasados de lanza".
Sin duda alguna usted ha sido víctima en cuantiosas ocasiones de esta infamia auditiva, incluso, ¡en plena madrugada!, ¡así se la corro a una voz! estruendosos estallidos, provocados por potentes cohetones para festejar a San Goloteo o al santito del día. ¡Ya sabe! en cualquier tipo de celebración mexica no pueden faltar los dichosos cohetes. Qué la boda, qué los quince años, para engalanar al politiquillo del pueblo, ¡en fin!
Esto que nosotros los mexicas llamamos "usos y costumbres" y que al final del día se vuelven obligaciones, y ni que decir de la afectación a los cuadrúpedos, que se quieren hasta colgar de la lámpara temerosos por tan severas detonaciones. Hablemos entonces en esta "calumnia" sobre la contaminación auditiva. El ruido, mi brother, provocado por el tráfico. Todo ese cúmulo de "patas de hule", las motitos, que en algunos casos les modifican el escape para que hagan más ruido !imagínese! Ahí van todos esos féretros rodantes, cúmulos de ataúdes con ruedas contaminando auditivamente por toda la ciudad ¿y qué me dice, cuate lector, de los compas del gas que también contribuyen con su "granito de arena"?
La gran mayoría de los camiones repartidores de gas ahí van tocando sin cesar la alarma para que la doñita salga airosa a comprar su tanque para continuar cocinando unos buenos chilaquiles atiborrados de crema, o para la ñora de las gorditas y las kekas, mi brother, que no pueden faltar en las calles de nuestra ciudad capital y que pululan por doquier en nuestros diversos municipios.
¡Ya sabe! Por supuesto que no podemos dejar de comentar que también una que otra "calenturita" (vehículo de dudosa procedencia) por ahí también genera un ruido endemoniado. Hay que decir, compas lectores, que la contaminación auditiva es un fenómeno poco estudiado en la relación ciudad-ambiente, esa combinación de ruido constante y permanente, el uso indiscriminado del "patas de hule" y las políticas públicas desintegradas como siempre provocan una gestión ambiental incierta y poco clara frente a esta problemática.
Entiendo que la modernidad, la industria, el ajetreo cotidiano, los transportes, el "torton", los trailers, ¡en fin! ¡la urbanización pues! causa una alta contaminación auditiva en los parajes urbanos, el transporte, la construcción… Le puedo asegurar, su majestad, que todo esto que le he mencionado está rompiendo el equilibrio natural, provocando estrés colectivo y para muestra un botón, mi brother: ¿se ha puesto a pensar lo qué le sucedería si se queda milésimas de segundo sin avanzar luego de que la señal del semáforo está en verde? ¡no, bueno! ¡ni se le ocurra! no se imagina la cantidad de recordatorios del 10 de mayo que podría usted llegar a recibir. La humilde y mafufa sugerencia de este que escribe es que ya va siendo tiempo de que la "autoridá" correspondiente los "aterrice" y tome cartas en el asunto, antes de que sea demasiado tarde y acabemos en "la casa de la risa" o ¿usted qué opina, su majestad lector? Ahí queda la de hoy jueves. Los espero el "sabadrink", cuates lectores. Se despide de ustedes su reporñerazo favorito.