Pedro Hernández Sedano afirma que en los 24 años que lleva trabajando como operador del transporte público es la primera vez que descansa más de quince días, debido a que se contagió de covid-19.
Dijo que está agradecido con su patrón, porque no lo dejó solo en esta contingencia, sino que, al contrario, lo ayudó con despensas y un poco de dinero para poder solventar los gastos de su casa.
“Con la pandemia fue una situación de tristeza y desesperación porque no había dinero ni siquiera para entregar la cuenta, y luego me contagié, pero gracias a que mi patrón me apoyó no me tuve que endeudar”.
Además, señaló que en los primeros meses de pandemia su patrón le condonó la cuenta, porque todos los días tenía que reunir el dinero para comprar el combustible del camión, que son entre mil y mil 200 pesos.
“No sé si me contagié en la ruta o en otro lugar, pero al principio había muchas personas que no usaban el cubrebocas y se enojaban cuando les pedía que se lo pongan, principalmente los de la tercera edad, y a veces nos querían golpear”.
A pesar de que los usuarios hacían caso omiso con el uso de la mascarilla dijo que todos los días desinfectaba su unidad y cumplía con las medidas de higiene, pero ni así logró salvarse de un contagio.
“Siempre traía gel, jabón, cloro y alcohol, en mi carro nunca faltó algún desinfectante y cuando se bajaban los niños les daba alcohol en sus manitas y les decía ‘discúlpenme, pero van en mi unidad y prefiero darles alcohol a que se me vayan a contagiar’, porque lo que menos quería era enfermarme”, expresó.