Sociedad

Verde Violeta

TXT Francisco Moreno
Lectura 3 - 6 minutos
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Verde Violeta

TXT Francisco Moreno
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Fotógraf@/ FRANCISCO MORENO
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Antes de que la luz ilumine el día bebo mi primer café y, en una amorosa rutina preparo los alimentos para una mujer adolescente que despierto con un “buenos días hijita”. Ese lunes me trasladé a Cuernavaca y otra mujer, profesionista con ciertas limitaciones de salud, me ayudó a llegar al campus universitario de Morelos. En el pequeño trayecto del lugar a donde me dejó hacia mi destino saludé a dos hombres, uno era el vigilante escolar y el otro el cuidador de los autos. En la oficina a la que llegué observé que todas las personas que ocupaban los escritorios y cubículos eran mujeres. Mi cita con Isadora estuvo acompañada de calidez y una amigable conversación, ella es la titular de investigación en la Facultad de Artes en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos.

Debo reiterarlo pues de ello me siento honrado: gran parte de mis actividades y relaciones interpersonales son con mujeres, ellas me acompañan hace muchos años.

Sirva este preámbulo para abordar el cómo se construyó la magnífica exposición “Verde Violeta. Arte Feminista en Morelos”; y nada mejor que dialogar con Isadora Escobedo, curadora responsable de esta enorme tarea. De un acuerdo institucional entre el gobierno estatal y dicha universidad surgió el nombre de ella como responsable para llevar a buen término este proyecto, su trayectoria, trabajo profesional y creativo la respaldan. Un año de preparación, gestiones nunca fáciles, negociaciones complejas, sabotajes disfrazados, acuerdos interrumpidos, jaloneos presupuestales, investigación y estudio, entrevistas con artistas, maquetación museográfica, ajuste de salas y montaje concluyeron en una digna y extraordinaria muestra sobre el quehacer de mujeres nacidas o radicadas en Morelos sobre “arte feminista”.

El feminismo no es un término nuevo, tiene su origen en la lucha por los derechos de las mujeres en el siglo XIX; sin embargo, su enunciación hoy en día abarca decenas de interpretaciones, muchas de ellas generan desacuerdos y debates qué, más allá de denostar este movimiento, lo enriquecen.

 Isadora parte de una idea central, “presentar obras (de arte) producidas por mujeres desde una postura política con la intención de sensibilizar, visibilizar o denunciar” las miles de batallas que libran las mujeres en Morelos y, por desgracia, en todo el país. Enfoque sumamente importante en un momento en el que ocho de sus municipios consignan la “alerta de violencia de género” y hasta hace pocos meses Morelos ocupaba el primer lugar en “presuntos delitos de feminicidio”.

¿Cómo abordar esta temática sin caer en una muestra sórdida y lasciva?, Isadora parte de dos ejes curatoriales. Ella elige el color verde que representa las luchas feministas a partir de la “marea verde” en Argentina que busca defender el derecho a decidir sobre el propio cuerpo y a la interrupción del embarazo; y el color violeta como estandarte que representa la lucha por los derechos civiles. Esta dupla engloba diversas temas que buscan señalar o puntualizar la lucha y trabajo al que se enfrentan las mujeres. El resultado derivó en un amplio abanico de obras multidisciplinarias que, no solo dan cuenta sobre esta problemática, sino que exponen la versatilidad creativa de las veinte mujeres participantes. Las vertientes temáticas dieron cauce natural al diseño del guion museográfico, y son: “Género”, “Maternidad”, la “Cuerpa”, “Brujas, Diosas y ancestras”, “Lucha social” y “Feminicidio”. Además, en un atinado trabajo de investigación podemos observar una cronología que da cuenta del trasiego de este movimiento y sus avatares.

La exposición nos confronta con preguntas sobre el propósito del arte, las luchas sociales, la creatividad y sus herramientas, la sociedad patriarcal, la equidad de género, las derivaciones y evolución del lenguaje, el desarrollo de nuestra sociedad actual, las comunidades y su entramado social, el feminicidio y la violencia de género. Estos cuestionamientos hallan salida y representación a través de lienzos y mantas, hilos bordados, cerámicas y barro, videos e instalaciones, fotografías, grabados, dibujos, collages y esculturas. La diversidad de expresiones hace eco en la pluralidad de las artistas participantes, pues si bien tenemos creadoras consolidadas en su trayectoria y obra, también hay jóvenes mujeres con iniciativas originales de buena factura y calidad en sus propuestas.

El movimiento y activismo social denominado “feminismo” es más que una lucha por reconfigurar el lugar que ocupan las mujeres en nuestra sociedad, es una labor permanente que debemos asumir como parte de nuestro desarrollo social y cultural hasta alcanzar la normalización de la diversidad, es una labor en la cual los varones debemos tomar parte activa con responsabilidad y criterio, pues si bien este movimiento fue determinante para virar nuestra composición social en el siglo XX, aún hay mucho por hacer y construir juntos.

En la exposición “Verde Violeta. Feminismos en Morelos” participan Amaya Giner, Azucena Méndez, Bety Brom, Colectiva Las Nombramos Bordando, Elizabeth Ross, Grace Quintanilla, Iza Mendoza, Juliana Alvarado, Kenia Cano, Larisa Escobedo, Maya Mendoza, Magali Lara, María de la Rosa Prieto, Pamella Zubillaga, Pita García, Sandra del Pilar, Saraí Ojeda, Silvia Mohedano, Triana Vidal, Yunuen Díaz y Tracy Jiménez.

Es importante reconocer que una buena obra de arte se puede perder si ésta tiene un mal montaje o presentación, pero justo lo contrario es lo que Luis Jiménez logró hacer al frente de la museografía, pues en un espacio que no responde a una arquitectura exprofeso para tal, él ha logrado un montaje equilibrado y bien iluminado, con una secuencia libre que nos permite transitar con libertad en una muestra que justo abroga por ello, la libertad de expresión de un tema que a todos atañe.

Cierro estas reflexiones con una cita de Mónica Mayer: “Algo que disfruto mucho de lo que yo logro vislumbrar hoy del arte feminista en México (ahora también hay muchas formas de arte feminista en todos los rincones del país de las que no tengo noticia) es que hay buenas redes entre artistas, curadoras, historiadoras, funcionarias, periodistas especializadas. Sé que se han fortalecido las redes con activistas y que la presencia del arte feminista o de sus herramientas son cada vez más visibles en el activismo, aunque hace falta más talacha en este sentido. Así mismo me gustaría que hubiera un coleccionismo activista que ayudara a fortalecer la presencia de las artistas en museos y a reunir toda esta maravillosa obra. A lo mejor lo hay y no me he enterado.”

“Verde Violeta. Arte Feminista en Morelos” se presenta en el Jardín Borda en Cuernavaca, Estado de Morelos. Estará abierta hasta febrero del 2023 y es, sin duda, una magnífica exposición que debemos visitar.

 

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