Las redes sociales no solo han cambiado la forma en la que interactuamos con las personas, sino también como interactuamos con nuestros fallecidos. Facebook en un inicio borraba las cuentas de los usuarios fallecidos, pero gracias a la queja de los usuarios esto cambió
y ahora basta con llenar un formulario y el perfil cambiará indicando que la persona murió. Además, está la opción de hacer un bot que emule la forma de escribir del fallecido.
Con esto se creó una ventana a todos los momentos que el difunto quería compartir con el mundo, que nos puede responder como esa persona lo hacía, un memorándum que no se deteriora y que es protegido por un tercero que evita que se borre por algún descuido nuestro.
Pero ese álbum a nuestros seres queridos les genera un problema a las empresas a cargo de esas redes sociales, generan un gasto adicional que originalmente no tenían contemplado al tener que mantener esos datos en sus servidores. Lo que plantea las siguientes preguntas, ¿Hasta cuándo podrán hacerlo? Y ¿eventualmente surgirá una red social enfocada al luto?