La cultura democrática no ha permeado en el ánimo social, por varias razones, entre las que destacan que no sabemos y no entendemos su significado, y en consecuencia no percibimos sus alcances, así también nos hemos negado a madurar como sociedad y seguimos actuando como adolescentes, nos quejamos de lo que no nos satisface pero como en la familia, queremos que “papá Gobierno” sea quien solucione todo lo que nos desagrada.
En 1985, le demostramos al mundo, nuestro mejor rostro, fuimos capaces de organizarnos, sin requerir de la intervención internacional o del gobierno, fue primero la solidaridad social, la que permitió enfrentar las consecuencias del terremoto, pero eso fue temporal, permanentemente tenemos la autoestima nacional por los suelos y nos negamos a intentar reinventarnos, preferimos permanecer en “círculos individuales de confort”.
La opresión cultural histórica que se impuso cuando los españoles nos impusieron una identidad diferente a la que como nativos desarrollamos, en armonía con la naturaleza, con acuerdos y jerarquías que se cumplían y respetaban, construyendo sociedades que arribaron a estadios que hoy aun son reconocidos por quienes los investigan, debemos romper con la intención de oprimidos que actúan sólo para agradar al opresor.
Otro tema que ha bloqueado la socialización de la democracia, es que los ciudadanos hoy viven y actúan con miedo, la violencia que se ha generalizado, por la guerra que libra el gobierno contra la delincuencia organizada y la forma como se publicita con financiamiento público, ha provocado el temor y la desconfianza generalizada.
Por ello, reclamo, que así como el gobierno invierte en apoyar este tipo de proyectos mediáticos, también impulse la impresión de libros de lectura infantil, e hizo una reflexión, un libro de niños cuesta alrededor de 200 pesos y no tiene apoyo gubernamental, la publicación sobre violencia y otras conductas antisociales mantienen un precio accesible por la publicidad pública y privada que obtienen.
El proyecto de promover la lectura del gobierno, debe incluir, la distribución de manera accesible de libros que puedan ser leídos por niños, no sólo deben aprender a leer, deben aprender a decidir qué leer. Y ese aprendizaje sólo se logra a través de una educación que atienda verdaderamente a las necesidades de la nueva generación. Hoy no se cumple ese objetivo.