La ciudad es el hábitat que nos es común, es el ecosistema urbano más complejo que el ser humano haya inventado. La ciudad es un ser viviente por naturaleza, nace, se desarrolla y muere, como cualquier otro ser biológico, con la diferencia de que no lo es. El movimiento y el tiempo es su mayor privilegio.
El movimiento o llámese desplazamiento es el resumen de nuestra vida diaria. La cotidianidad de transitar de un lugar a otro es parte esencial en nuestro desarrollo. Moverse por el espacio es una acción natural. En tiempos muy remotos nuestra especie traspasaba lugares con la necesidad de encontrar refugio y alimento, y una vez cumplidas sus necesidades de supervivencia, el andar pasa a ser una actividad simbólica que le permitió al ser humano conquistar el mundo. Hoy, el andar ha llevado al hombre a modificar el significado de espacio.
En este entendimiento, la transición juega un rol bastante importante para nuestra vida diaria. Los espacios de transición son aquellos entremedios del contexto urbano y suceden a partir de un movimiento con una escala de tiempo temporal, previstos en la cotidianidad de lo público-privado, abierto-cerrado, colectivo-individual. El interés de los espacios de transición en el desarrollo de la ciudad y de la vida diaria es porque tienen la capacidad de articular la ciudad con el alojamiento y surgen de la confluencia de ambos puntos.
Fuera de lo común. Cotidianidades de los espacios de transición, adecua el pensamiento sociológico de movimiento y temporalidad entre la arquitectura y el urbanismo, los lugares intermedios, los sucesos, sentimientos, percepciones, ocasiones, oportunidades, inspiraciones, vicisitudes, realidades distintas, aproximaciones e interpretaciones.
El elemento físico que materializa los espacios de transición en la ciudad, ha recibido nombres y formas muy distintas, por ejemplo: portales, entremuros, pasillos interiores y exteriores, lobbys, túneles, loggias, porches, escalinatas, pasajes, garajes, calles, corredores, plazas. Sin embargo, también se define como espacios de transición a los lugares residuales que son espacios sin uso que han nacido por la incorrecta planificación y el crecimiento descontrolado de las ciudades. En urbanismo se conocen como “No lugares”.
Lo anterior nos da pauta para el imaginario. El suceso de imaginar el umbral entre ser humano, arquitectura y ciudad. Fuera de lo común es la capacidad de repensar los espacios de transición, lo que nos es común, desde el sentimiento, la función y el colectivo social.
¿Qué pasa mientras caminamos? ¿Qué pasa mientras permanecemos? ¿Qué queremos que suceda? ¿Qué queremos ver o sentir?