A pesar de que en diciembre muchos recibimos el bendito aguinaldo, es un mes de grandes gastos. De ahí surge la llamada “cuesta de enero”, que se refiere a lo difícil que es empezar el año luego de tanto gasto decembrino.

El Inegi reporta que la inflación anualizada en enero fue de 7.91%, resultado superior al de enero del año pasado. Así, el esfuerzo de solventar nuestros gastos es más difícil cuando los precios crecen continuamente.

Una encuesta de Plannig Quant señala que los consumidores mexicanos reconocen que las compras excesivas y la inflación son las principales causas de la cuesta de enero y señalan que deberán reducir sus gastos durante los primeros tres meses del año para recuperarse.

En este difícil escenario, debemos recordar algunas reglas básicas para mantener finanzas personales sanas.

La primera y la regla más importante, es que nuestros gastos no excedan nuestros ingresos. Elaborar un presupuesto de gastos mensual en el que incluyamos los gastos continuos como comida, servicios y gastos escolares, así como una partida para el ahorro. A veces habrá gastos inesperados, y esa reserva nos permitirá solventarlos.

Segunda: no adquirir deudas innecesarias o que rebasen nuestra capacidad de pago. Evitemos en lo posible las compras a meses sin intereses. Si las realizamos, cuidemos que sean compras útiles y seamos estrictos en el pago puntual del adeudo. No nos dejemos llevar por la publicidad engañosa.

Las tasas de interés actualmente son muy altas, especialmente en tarjetas de crédito, (en promedio 37.7% anual). Evitémoslas.

Tercera, hay que informarse antes de comprar y establecer buenos hábitos de consumo. Buscar sitios donde los precios sean bajos y los productos buenos y frescos. Comprar carne, verduras y fruta en el mercado y no en centros comerciales. Evitar compras no planeadas. Usar moderadamente los servicios de la casa (luz, agua, gas).

Cuarta: implementar buenos hábitos de vida. Dado lo caro que es enfermarse, hay que cuidar nuestra salud. Comer moderada y saludablemente, ejercitarnos, evitar o minimizar el consumo de vino y tabaco, las desveladas, el sedentarismo y los productos chatarra. Recordemos que los excesos, a la larga, se traducen en enfermedades crónicas que pueden acabar con nuestros recursos y nuestra salud.