El uso. No solo de reglas vive el idioma, también es importante la práctica, especialmente para cambiar nuestro lenguaje. ¿Que ya es rico el español como para transformarlo? Quizás, pero todo idioma es perfectible, modificable. Porque la lengua es algo vivo, que se mueve, que evoluciona, que no le gusta estarse quieta.
¿Qué otros elementos pueden tomarse como reglas o normas del español? Presentaré una serie, quizás no sean todos, pero sí los que la experiencia me ha enseñado, después de dos décadas de trabajar con el idioma, como lector, escritor, editor, corrector, docente y columnista.
Como serpiente que se lame la cola, la lengua cotidiana es una de las fuentes principales del español en México, tanto el habla como la escritura. Lo mismo escuchamos nuevos modismos, que barbarismos o neologismos. Incluso de pronto renacen algunos arcaísmos o jergas que parecían en desuso y vuelven a las calles.
La RAE reconoce dicho fenómeno, tan es así que en la edición 2021 del Diccionario de la lengua española, en su actualización 23.5 añadió “3836 modificaciones, tanto adiciones de artículos y de acepciones como enmiendas” (RAE 2021).
Los modismos son palabras que surgen de pronto, como apócopes, contracciones, modificaciones u otras alteraciones, lo que deriva en nuevos vocablos, como decir vístima, en vez de víctima y todo por un video de una señora chilena cuyo modo de hablar distorsionó la palabra, fijándola, por el fenómeno del trending topic (anglicismo) en las redes sociales.
Los barbarismos son préstamos de otros idiomas, y en español ya se han aceptado algunos como “bitcóin, bot, ciberacoso, ciberdelincuencia, criptomoneda, geolocalizar o webinario” (RAE 2021), por razones que pueden entenderse fácilmente.
Los neologismos son palabras de plano nuevas, que surgen de pronto, y por las causas más variadas (conversión, abreviación, composición, sintagmación, variación…). Ejemplos recientes son: barista (especialistas en café), blogger (creador de un blog), fashionista (fan de la moda), ciberacoso (un delito), nomofobia (ansiedad al alejarse del celular) (Universidad de Murcia 2022).
Las redes sociales contribuyen con muchos términos nuevos en nuestro idioma. No sorprende que en sitios donde las personas se expresan con bastante libertad surjan nuevos sentidos y significados, ¿verdad?
Otros especialistas. No son pocos quienes trabajan con la lengua, desde comunicadores en masa, hasta poetas malditos (sic), pasando por youtubers, maestros, académicos, influencers, traductores, etcétera. Hay profesionistas que por su especialidad y dominio de la lengua proponen cambios o hacen sugerencias o van señalando ciertas líneas de avance para nuestro idioma. En primer lugar, están los periodistas, que con el estrés diario y el constante contacto con la realidad van llevando su redacción y habla hasta situarse en un punto intermedio entre lo puramente coloquial y una expresión propia de su oficio.
También los escritores literarios aportan su granito de arena, en especial, aquellos que inventan palabras o usos, pero también los que observan la realidad en sus contextos y llevan el habla común a las páginas de sus libros.
Los editores también son tomados en cuenta, en especial cuando presentan a la sociedad su propia lista de criterios editoriales, con los que marcan su propia línea idiomática en función del tipo de libros que desean ofrecer a sus lectores.
Igual hay blogs o foros, como https://wordpress.com/es/ o www.calamoycran.com/, donde se ofrecen espacios para el aprendizaje y el debate sobre temas del idioma, con resultados que luego se vuelven de uso cotidiano (acaso temporal) en algunos ámbitos.
También los activistas modifican el español. Caso importante es el llamado lenguaje inclusivo, propuesto por ciertas minorías, con la finalidad de una mayor comprensión de las diferencias y una inclusión más amplia en diferentes sentidos de nuestra sociedad. Es decir, un cambio con impacto social inmediato. Ha generado gran debate y es supina la postura de quienes “están en contra”, ya que para cualquier estudioso de la lengua una propuesta de cambio tan interesante es motivadora, debido a sus implicaciones, por lo que conviene, como en cualquier otro cambio, ser prudente, observar, estudiar el fenómeno y tomar lo que se considere mejor para el lenguaje.
Para cerrar, Cohen tiene razón, cualquiera puede redactar bien, pero no es algo fácil, para ello hay que estudiar bastante, pensar lo mejor que se pueda y esforzarse, porque también puede hacerse de este mundo un lugar mejor por medio de la palabra.
Bibliografía
Alatorre, Antonio. Los 1001 años de la lengua española. CDMX: FCE, 1989.
AML. AML. 2022. https://www.academia.org.mx/la-academia/historia.
Cohen, Sandro. Redacción sin dolor. CDMX: Planeta, 2002.
Instituto Cervantes. El español: una lengua viva. Informe 2020. 2020. https://cvc.cervantes.es/lengua/anuario/anuario_20/informes_ic/p04.htm.
RAE. Historia de la Real Academia Española. 2019. https://www.rae.es/la-institucion/historia#:~:text=La%20Real%20Academia%20Espa%C3%B1ola%20(RAE,al%20servicio%20del%20idioma%20espa%C3%B1ol.
—. La RAE presenta las novedades del «Diccionario de la lengua española» en su actualización 23.5. 16 de diciembre de 2021. https://www.rae.es/noticia/la-rae-presenta-las-novedades-del-diccionario-de-la-lengua-espanola-en-su-actualizacion-235.
Sparano, Romina. «Historia del español y su gramática.» Rescate del español. 28 de Junio de 2016. https://rescatedelesp.com/historia-del-espanol-y-su-gramatica/.
Universidad de Murcia. Diccionario de neologismos. 2022. https://www.um.es/neologismos/.
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