Jonathan prefiere trabajar en el transporte federal, porque tiene prestaciones.
Desde hace medio año, Jonathan Gil trabaja como chofer de “rutas”, luego de que la empresa de autobuses donde laboraba le impuso un castigo de tres meses de descanso, sin goce de sueldo, por no realizar un viaje de México a Tijuana.
Mencionó que aprendió a manejar desde que tenía 16 años de edad; cuatro años después, comenzó como chofer de transporte de carga, hasta que tramitó su licencia de conducir federal para poder trabajar como conductor de autobuses.
“Los camiones me llaman la atención. Estaba en una línea de autobuses, pero me castigaron porque perdí un viaje de México a Tijuana. Ya estaba programado mi reingreso, pero no he regresado, aunque me conviene más allá, porque me dan seguro social y prestaciones”.
Dijo que ser chofer del transporte público es una labor estresante, porque a veces la gente se molesta por cualquier situación, hasta porque detiene la unidad cuadras adelante, cuando ellos no anticipan su parada.
Además, comentó que es estresante trabajar sobre el tiempo que les indican en la base, ya que, por esa situación, en ocasiones tienen que manejar rápido para no pagar los llamados “minutos quemados”.
Sin embargo, afirmó que está a gusto, pues todos los días llega a su casa y en la empresa de autobuses pasaba meses sin ver a sus seres queridos.
“Ser chofer es cansado, porque te enfermas de los riñones y te estresas porque hay que pagar cuenta, gasolina y los minutos quemados. Aquí hay altas y bajas. Hay días buenos y otros no tanto. Además, trabajamos desde las cuatro de la mañana y salimos a las nueve de la noche. Por eso estoy pensando regresar a los autobuses”.