También es de hacerse notar que cualquier modificación legal que transgreda los derechos laborales, y en especial las garantías constitucionales de la fuerza de ese gremio del país, debe ser defendida.
Sin embargo, hay elementos suficientes que demuestran que algo anda mal en la vida sindical y debe encontrar no un fin, pero sí un cambio en beneficio de los mismos trabajadores: la carente transparencia en el uso de sus recursos, las componendas con partidos políticos y la ausente democracia.
En todos los ámbitos es la misma historia; a nivel nacional como estatal. Los privilegios en base al poder de las negociaciones laborales, lastiman la relación entre quien contrata y lidera a los trabajadores, por otro lado enriquece y fortalece cuentas bancarias particulares de forma inconcebible.
Echemos un vistazo, solo a algunos casos, que retratan sin mayor necesidad de análisis los altos intereses y flujo económico de estas agrupaciones:
Fernando Rivas Aguilar ha cumplido 36 años al frente del Sindicato de Trabajadores de la Industria de Plásticos y Similares; Francisco Hernández Juárez cumplió el mismo tiempo en el de Trabajadores de Teléfonos de México en una herencia del sector público al privado.
Gilberto Muñoz Mosqueda en la Industria Petroquímica también cruzó los tres decenios y varios años más; Rafael Riva Palacio Pontones al frente del Sindicato de Infonavit ya logró 35 años en ese cargo.
Antonio Reyes en el Sindicato de Fonacot tiene apenas 22 de ser su líder; Agustín Rodríguez Fuentes en el de Trabajadores de la UNAM, cruzó los 20.
Entre los novatos aparecen Miguel Ángel Yúdico con 19 años al frente de los Transportistas; Carlos Romero Deschamps y Víctor Félix Flores Morales, en Pemex y Ferrocarriles, alcanzan apenas los 17 como líderes.
Elba Esther Gordillo en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, apenas y alcanza los 23 años en esa posición de dirección del espacio laboral más grande de América Latina.
Estos datos hacen notar, sin mayor análisis, que la democracia es un mito o un bien manejado beneficio; y que los intereses personales, grupales y partidistas, están por encima de los trabajadores representados.
Somos creyentes y defensores del derecho laboral, impulsores del sindicalismo, pero sin lugar a dudas algo anda mal.
La reforma laboral propuesta por Calderón busca abatir rezagos y excesos, pero también excede -y cabe la redundancia- en muchos aspectos, sobre lo que no debe tocarse en el avance de la defensa de los trabajadores. Es una oportunidad para modernizar a México en materia laboral pero no debe ser pretexto para acabar o maltratar derechos que son para bien del trabajador mexicano.
Al aire
Gracias a todos quienes manifestaron sus parabienes con motivo de nuestro 46 aniversario; sus palabras, abrazos y aprecio rejuvenecen y dan ánimo para seguir adelante.
Sin embargo falta la cerveza mañanera -para quienes me han acompañado- o el whisky por la tarde aunque sea en la oficina. ¡Gracias a todos!