En conferencia de prensa, representantes de ambas agrupaciones señalaron que la legislación actual es limitante, por lo que se requiere que se modifique la norma, de tal forma que los profesionistas puedan portar armas de fuego de mayor calibre al que actualmente está permitido, que no se restrinja a la permanencia en el domicilio sino que se permita traerlas consigo y que el permiso pudiera ser solicitado a través de su propio colegio. Además propusieron que se autorice la portación previa capacitación o adiestramiento sobre el manejo de las armas y aplicación de un estudio y orientación psicológica.
Los doctores Luciano Reno Zenen Hernández Ávila y Hugo Vargas Tapia, integrantes de la dirigencia del Colegio de Médicos del estado de Morelos; y el decano y fundador del colegiado, Jorge Ganem Guerra, señalaron que la incidencia es tal que algunos de los galenos han sido objeto de extorsiones hasta dos y tres veces. Y en las reuniones del colegio, se ha llegado al punto de preguntar quién no ha sido víctima aún de estos hechos, pues la inmensa mayoría ha padecido esta situación.
“Estamos teniendo un temor social generalizado y la falta de confianza en las autoridades que teóricamente nos tienen que cuidar. Los médicos en especial y los profesionistas en general han sido ya amenazados con mucha frecuencia de secuestro o de amenaza de muerte y estamos desprotegidos totalmente. Si a mí me llegan a encontrar con un arma para defenderme, lo más seguro es que me vayan a acusar de portación de arma ilegal. Si yo llegara a agredir a un delincuente que me ataca, lo más seguro es que yo termino siendo el indiciado y no el ofendido. Entonces ¿en qué situación nos encontramos los médicos? Por eso nuestro colegiado está planteando que sea a través del colegio y de la Federación de Colegios y de Asociaciones de Profesionistas, que sean éstos quienes tramiten ante las autoridades pertinentes el derecho a defendernos, de portar un arma y tenerlas en nuestro hogar, en nuestro consultorio, en el vehículo, pues eso implica la prolongación de nuestra casa. Tenemos familia y no nos podemos defender, y yo, como cualquiera, prefiero en un momento dado morir en el intento que estar pasivos, viendo cómo nos agreden a todos. Ya ha habido varios médicos retirados de la profesión o que se han ido a otros lugares. Hace poco tuvimos el caso de un médico muerto en Cuernavaca y de otro secuestrado, al que le exigieron dos millones de pesos de rescate en Jojutla y muchos otros más”, expresó.
Aseveró que sólo con la unidad de los colegios, como ciudadanía organizada será posible reaccionar, “pues no nos podemos dejar vencer por el miedo. No estamos de acuerdo con el tráfico de armas, por ello queremos que haya una legislación que regule el uso. Porque no es posible que si actuamos en defensa somos los delincuentes y que se hable de derechos humanos del delincuente y que no se defiendan nuestros derechos. Vamos a llegar al nivel de lugares como Maravatío, donde hay una especie de impuesto doble, de pagar a los delincuentes dinero sólo para poder vivir si no hacemos nada”.
Los representantes del Colegio de Médicos expusieron que prácticamente no hay municipio en Morelos donde los profesionales de la medicina queden exentos de extorsiones y lamentablemente hay sospecha de posible colusión de policías con delincuentes y en otros casos los cuerpos policíacos no acuden de inmediato a las llamadas de auxilio.
Por su parte, el presidente de la FECAP, Manuel Ocampo Rodríguez, dijo que la organización se suma al planteamiento del Colegio de Médicos y a la inconformidad por la inseguridad que ya está llegando a diversos gremios de profesionistas. “Finalmente esto es participación ciudadana y lo que se menciona aquí, es de qué manera nosotros como sociedad organizada podemos ayudar a las autoridades para bajar la impunidad. Hasta donde yo sé, un vehículo es una extensión de nuestra propiedad donde podríamos portar armas y eso de alguna manera inhibe a la delincuencia organizada o no, porque finalmente los profesionistas que somos clase media y significamos fuentes de empleo, caemos en manos de los delincuentes que muchas veces son aprendices, no siempre de la delincuencia organizada y el que sepan que tenemos armas podría inhibirlos. Esta sería una aportación ciudadana para frenar la ola de delincuencia o las amenazas, porque ahora están de moda los médicos, pero después podrían ser otros profesionistas”.