El biólogo y director de esa dependencia municipal informó que es necesario que la ciudadanía voltee a ver las barrancas y exista conciencia de lo relevantes que son, al ofrecer microclimas vitales para la flora y la fauna de esas áreas y para la vida misma de la ciudad.
Cabe señalar que en la capital existen 200 barrancas que se han convertido en los basureros más grandes y los drenajes más dañinos de la ciudad.
Detalló que las barrancas más contaminadas son la de Sacatierra, ubicada en el Salto de San Antón, y que descarga en el río Apatlaco, que también es uno de los más contaminados y es considerado como el drenaje más grande y peligroso; asimismo alertó sobre las barrancas de la colonia Antonio Barona que también alcanzan niveles alarmantes de contaminación, la barranca de El Pollo, que colinda con la Lagunilla y Chulavista, por lo que advirtió que se debe frenar el deposito de desechos a las barrancas.
Asimismo puntualizó que existen 60 barrancas urbanas y se calculan 206 barranquillas, de las cuales 171 tienen nombre y sólo 12 son cuidadas y protegidas por la Comisión Estatal del Agua (Ceagua) dependencia que cuenta con poco personal, tarda mucho en reaccionar y eso provoca que la contaminación avance rápido.
Una de las principales consecuencias por la contaminación de las barrancas es la propagación del mosco transmisor del dengue Chinkungunya y la Sika.