Las anteriores son algunas de las cifras de la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas en Estudiantes 2014 y que a su vez divulgó el Centro Nacional de Atención de Adicciones. Según esos datos, 606 mil 437 alumnos de secundaria y bachillerato, así como 83 mil alumnos de primaria usan ese  tipo de drogas. 

Las autoridades de salud del estado, así como el Centro de Integración Juvenil de Cuernavaca, participarán en la estrategia nacional para prevenir y atender este problema de salud pública. 

La secretaría del ramo a nivel federal llamó a la población a colaborar con acciones tales como la observación y cuidado a los jóvenes, ya que este tipo de sustancias son las de más fácil acceso y bajo costo.

Esto último pueden ser un factor por el que los inhablables y solventes tienen mayor incidencia en niños y jóvenes de 10 a 17 años de edad. 

La Secretaría de Salud informó que derivado del convenio firmado con el Fideicomiso para la Investigación Sobre Inhalables (FISI), en los estados se pondrán en marcha acciones para reducir el consumo nocivo, así como diseñar mecanismos de vigilancia a establecimientos mercantiles. Lo anterior, para evitar la venta a menores de edad.

Como parte de las acciones preventivas, se busca impulsar el desarrollo de investigaciones y difusión de resultados en materia de estas sustancias, sus efectos y consecuencias.

Se anunció que se desarrollarán campañas informativas sobre los riesgos y consecuencia del uso indebido y se diseñarán proyectos e iniciativas para reforzar el marco jurídico en materia de venta.

La Conadic informó que se trabajará a través de 116 Centros de Integración Juvenil, entre ellos el de Cuernavaca y 340 Centros de Atención Primaria, así como con las Unidades Estatales de Atención Integral a las Adicciones, que en este caso forman parte de los Servicios de Salud de Morelos. 

De acuerdo con datos de la referida encuesta 606 mil 437 alumnos de secundaria y bachillerato, así como 83 mil alumnos de primaria usan inhalables.

Además, se dio cuenta de que de 1991 al año 2016, se registró un aumento en el consumo de estas sustancias del 3.5 al 5.8%.